BARCELONA. La empresa García de Pou nació en 1884, cuando Luis García Crespi, primer jefe de la estación ferroviaria de Figueres (Girona), y su esposa Francisca de Pou, fundaron un taller de fabricación manual de bolsas de papel. Aquel pequeño taller se ha convertido hoy en una compañía que factura más de 38 millones de euros y que emplea a 220 trabajadores.Durante la primera y segunda generación, la empresa creció de forma lenta, produciendo bolsas y otros productos de papel para supermercados, farmacias y sector de hostelería. Pero su auténtica eclosión se produjo durante la década de los 60, cuando Luis García Sabater, nieto del fundador y actual presidente de la sociedad, decidió aprovechar el boom turístico de la Costa Brava e iniciar la producción de servilletas de papel, posavasos y manteles de un solo uso."Abandonamos los supermercados y farmacias ya que no podíamos diversificar tanto nuestra producción y vimos que en el sector turístico había una oportunidad única", explica Luis García Sabater. Hoy la compañía se ha convertido en uno de los principales proveedores españoles de hoteles, restaurantes, bares, cafeterías, caterings o compañías aéreas.Una de las ventajas competitivas de la empresa es su amplio catálogo. Además de la fabricación de productos derivados del papel, García de Pou creó una filial comercial que actúa de mayorista de más 8.000 productos que puede necesitar un establecimiento hotelero o un restaurante. "Cuando vamos al hotel les ofrecemos desde el papel higiénico que fabricamos nosotros hasta la vajilla de porcelana más lujosa, de forma que el cliente soluciona con un proveedor lo que tendría que hacer con varios", explica el presidente de la compañía. La filial comercial ya factura tanto como la industrialCompra de una papelera García de Pou cuenta en la actualidad con dos grandes centros de producción, uno en Vila-Sacra y otro en Ordis, ambos en Girona. En ellos, la compañía produce todos aquellos elementos de papel o plástico de usar y tirar que se pueden encontrar a diario en un hotel.En estos momentos, la empresa se encuentra en un proceso de reorganización industrial para concentrar toda la fabricación en Ordis, donde además está construyendo las nuevas oficinas del grupo y un gran almacén automático. El grupo dispone de 498.000 metros cuadrados para seguir ampliando esta factoría, donde ya ha invertido más de 10 millones de euros. La inversión en el periodo 1995-2005 ha ascendido a 16,1 millones.Sin embargo, el nuevo proyecto industrial puesto en marcha es la compra de una papelera para garantizarse el suministro de papel tissu con el que fabrica servilletas, manteles o papel higiénico. "Necesitamos una cierta integración vertical para mejorar los márgenes de algunos productos, pero sobre todo, para no estar tan sometidos a los vaivenes del mercado", explica García Sabater. En un primer momento, la intención de la empresa era construir una nueva planta. "Mi hijo planteó la construcción de una papelera, que hubiera supuesto una inversión de 18 millones, pero nos temíamos un fuerte rechazo por parte de los ecologistas y al final lo descartamos. Cambiamos los planes y buscamos una papelera catalana en la que poder tomar una participación", señala el presidente de García de Pou.La opción elegida fue Papelera La Confianza, una compañía propiedad de la familia Vila ubicada en la localidad gerundense de Besalú, a una veintena de kilómetros de la fábrica de García de Pou. El acuerdo fue cubrir una ampliación de capital por valor de seis millones, de los que García Sabater aportará de forma directa tres millones y un socio de Toledo, otros tres. "Con estas aportaciones tomaremos hasta el 20 por ciento del capital, con derecho a seguir comprando acciones", indicó.La ampliación de capital está destinada a la compra de una máquina de productora de papel tissu capaz de producir 150 kilómetros de papel al día. El coste de la inversión que debe hacer Papelera La Confianza es de 18 millones. "Nosotros consumiremos más de un tercio de la producción y el resto lo seguirá vendiendo a terceros", señala García Sabater.La operación de compra de la nueva máquina ha sido financiada por el fabricante italiano, ya que los bancos y las cajas han sido reacios a prestar dinero para esta adquisición. La nueva máquina debería estar en producción a lo largo de este otoño.Competir con China En opinión de García Sabater, el sector del papel es uno de los pocos en los que todavía se puede competir en costes con China, ya que la materia prima y la energía son más caras que en España. Además, el coste de la mano de obra sobre el productos es pequeño debido a que todos los procesos de impresión y doblamiento de los artículos de usar y tirar están muy automatizados. También hay que tener en cuenta el coste del transporte y la flexibilidad a la hora de hacer y atender los pedidos.De la facturación total que García de Pou tuvo en el año 2005, más de 28 millones corresponden a ventas realizas en España, seis millones a ventas hechas en Francia, 1,7 millones a operaciones en Portugal y otros dos millones a pedidos de Reino Unido, Irlanda y países de Oriente Medio. "No podemos ir más lejos porque nuestros productos viajan mal, ya que no pueden asumir muchos costes de transporte".Otro de los costes de esta industria es el medioambiental. Las nuevas instalaciones de Papelera La Confianza en Besalú están diseñadas para producir el cien por cien del papel tissu con papel reciclado, "lo que permitirá tener un proceso productivo que no utilizará celulosa procedente de la tala de árboles, algo inimaginable hace unos años", explica García de Pou. Y es que el negocio no tiene por qué ir reñido con la sostenibilidad del medio ambiente.