Fusión japonesa con el sudeste asiático, toques cantoneses y el MediterráneoHay un antes y un después de Nikkei 225 en Madrid. Fue el primer restaurante japo-peruano que se inauguró en la ciudad (2010) y lo hizo a lo grande. Un amplio local de distintos ambientes en el que la cocina nipona buscaba compañeros de viaje más allá de la ortodoxia y, hacía honor a su nombre al aliarse en perfecta comunión con Perú. La marcha del anterior cocinero abrió un paréntesis y ahora Nikkei 225 vuelve con fuerzas renovadas. El joven chef madrileño Diego Benito, tras su estancia en Londres -la meca de la fusión- se ha hecho cargo de este establecimiento que se perpetúa, eso sí, en su decoración. Dos comedores distintos, cada uno con su propio ambiente, y uno de ellos con barra de sushi. Benito ha abierto el abanico creativo y ha dejado atrás el componente sudamericano para volver su vista hacia los sabores del sudeste asiático, pinceladas chinas (Cantón) y la cuenca mediterránea. No faltan elementos made in Spain. El chef ha renovado completamente la carta y ha ideado una oferta vibrante y apetecible en la que ese elenco de procedencias no es un totum revolutum. Una cocina cosmopolita y refinada que tiene mucho que decir. Benito, que ha pasado por Nobu, Roka y Hakkasan (lo más escogidito de la capital británica) ha sabido extraer lo mejor de esa culinaria global que no tiene fronteras. Pero sin perder el norte. Elaboraciones creativas al filo de la vanguardia, técnicas arriesgadas pero precisas, impactantes presentaciones y una intensidad de sabores que bien solapándose, bien como contraste, dan en la diana. No le falta escuela madrileña: sus primeros años los pasó en Nodo con el cocinero Alberto Chicote. Una propuesta contemporánea y cool que ofrece platos como el gazpacho de jengibre al Ras el Hanout con picada de bogavante y caviar de aceite de oliva (explosión de texturas y sabores en el paladar), la sopa de curry rojo thai con fideos y dumpling de morcilla o un delicadísimo ceviche thai de bogavante nacional con leche de tigre. Saltos sin red en los que, junto a sushis, sashimis o nigiris clásicos, hay mucho para elegir. Como esos Niguiris Nuevo Estilo de shitake con ponzu y mantequilla de ajo, de pez mantequilla y mojo verde... o el acompañado por mojo Nikkei. Entradas que sorprenden y cuyo segundo paso son las carnes y pescados: siempre con notas muy especiales. Bacalao en miso rojo con puré de nasu o el lomo alto de wagyu con arroz asado en hoja de banano. Una gran experiencia completada por una muy buena bodega con especial atención a los blancos y la gama de champagnes.