zaragoza. Julia Marín-Yaseli de la Parra, David Vicente y Javier Fernández son tres jóvenes estudiantes de Físicas en la Universidad de Zaragoza que un buen día, junto con Alejandro Vaquero, ya licenciado en esta disciplina, tuvieron la idea de presentar un proyecto de investigación a la Agencia Espacial Europea (ESA) centrado en probar un nuevo método para propulsar satélites utilizando la energía solar.La iniciativa tuvo tan buena acogida que fue seleccionada por la ESA dentro de su convocatoria de experimentos diseñados por estudiantes europeos, a la que se presentaron más de doscientas propuestas, para que pudieran constatar si realmente este sistema sería válido o no para lanzar un satélite al espacio. Así, tras la aceptación de la idea, los jóvenes se pusieron manos a la obra para desarrollar todo el proyecto que se probará dentro de los vuelos parabólicos que realiza la ESA.Los jóvenes se han encargado de diseñar todo el experimento, basado en el uso de la energía solar para propulsar un satélite. Para canalizar la luz solar, el prototipo lleva incorporadas unas velas, similares a las de los barcos, pero más ligeras y fabricadas en materiales reflectantes para que el halo rebote. Además de estos elementos, los jóvenes también han fabricado la cámara en la que se incorporarán los diferentes modelos de satélites y velas para comprobar que con la energía solar pueden moverse. Dentro de esta cámara se hará el vacío para que el experimento pueda desarrollarse en las mismas condiciones que se tienen en el espacio de vacío y de ingravidez, aspecto este último que se conseguirá en el transcurso del vuelo parabólico.Las posibilidades de su éxito quedarán reflejadas en un ordenador portátil que recibirá los datos del movimiento que el satélite realice en el transcurso del vuelo parabólico. Estos datos se transmitirán mediante los sensores instalados en la estructura metálica que acoge todas las piezas del experimento. Información que permitirá, además, constatar qué materiales son los mejores o los más adecuados para la fabricación de las velas, así como su reflectividad y el diseño.En busca de financiaciónUno de los principales problemas que tuvo que afrontar el grupo de estudiantes fue el de financiación, algo que solicitaron a distintos organismos e instituciones. Por ejemplo, para la compra de los materiales de construcción del satélite, velas, cámara y otros componentes del experimento, como los espejos para canalizar la luz, acudieron a la Diputación General de Aragón, que les concedió 3.000 euros. Por su parte, la Universidad de Zaragoza les cedió los laboratorios para poder montar todo el experimento. Apoyo empresarialSin embargo, estas ayudas no fueron suficientes para llevar el experimento a cabo, dado que precisaban una bomba seca con la que poder hacer el vacío en la cámara que albergará los modelos de satélites y velas, cuyo coste oscila entre los 3.000 y 4.000 euros, una cifra que se quedaba fuera del alcance de los jóvenes.Esta dificultad se ha solucionado gracias a la ayuda de una empresa familiar, Itasvac S.L., ubicada en Zaragoza, que contactó con el equipo de estudiantes para cederles ese elemento.