barcelona. Piense en todos los compañeros de la oficina y repase, uno por uno, las actitudes que demuestran en el día a día. Seguro que está el amigo íntimo con el que comparte confesiones de su vida privada, el silencioso que abre la boca para soltar frases lacónicas y dejar al resto temblando, el indiferente que, al estilo Caesar, viene, trabaja y se va, y por último él o ella: el trepa, aquel que se deja ver y oír en el trabajo pero que aporta poco o nada a los resultados de la compañía."Triunfan en las estructuras empresariales muy jerarquizadas y existen desde siempre. Hoy en día tienden a desaparecer porque las empresas trabajan más en equipo y les es muy difícil ascender cuando hay otras personas, iguales en cargo, con las que trabaja mano a mano", explica Pilar Llácer, directora de gestión de conocimiento e innovación de la empresa de Selección de Personal Cátenon.Todas las plantillas identifican al trepa que vive entre ellos en el horario laboral porque demuestra un comportamiento digno del mejor alpinista. La psicóloga industrial Daya Rolsma asegura que trepar es "una de las maneras de ascender en las organizaciones de estructura piramidal con pocos puestos en la cúspide, a la manera de las plantas trepadoras lo hacen para alcanzar la luz". ¿En busca de la luz?Llevar colgado el cartel de trepa requiere un largo camino de pisotones y descaro, en silencio, claro. Pero, ¿qué buscan? "Por lo general quieren un incremento salarial y que los altos directivos se fijen en ellos", remarca Llácer. Sin embargo para otros expertos en recursos humanos, el trepa sólo quiere ascender a toda costa y llamar la atención. "El que se mueve por los pasillos es un trepa. Es omnipresente, sabe estar en el lugar y momento oportuno pero nunca consigue objetivos ni se responsabiliza de nada. Es por esta razón que cuando por fin asciende se revela como un auténtico incompetente", afirma José María Cardona, director del Centro de Estrategia y Liderazgo Cardona Labarga y formador de equipos directivos desde hace más de 25 años.El trepa posee un grado importante de empatía con muchos de sus compañeros, goza de habilidades sociales, sabe controlarse, nunca contesta sólo sonríe y muestra una gran capacidad de aprendizaje. Nadie está exento de convertirse en el trepa de la oficina, es más, los psicólogos industriales afirman que, por lo general, una persona trepadora fue un buen profesional con anterioridad. Por esta razón los mismos psicólogos aseguran que cerca del 97 por ciento de la plantilla es capaz de detectar la presencia de un trepa entre ellos. "Es un problema de actitud de alguien que en una etapa profesional determinada mezcla la ambición con la incompetencia en el trabajo, quiere superarse pero pierde el norte y cuando empieza a pisotear a sus compañeros lo hace de manera involuntaria", asegura Pilar Llácer. Estos empleados acaban haciendo de la escalada laboral un deporte cuya técnica mejora con el tiempo pero que mantiene unas bases universalmente compartidas: son la sombra de aquel al que trepan, es decir, suben en la jerarquía empresarial a costa de lo que han aprendido de su 'mentor' que ocupa un lugar interesante para sus aspiraciones. Para ello siguen unas pautas: se adaptan a las circunstancias cambiantes, son flexibles, no comparten información ni fuentes ni avances con sus compañeros pero explotan al máximo los avances de ellos. Según Cardona, el trepa se desenmascara por el lenguaje que utiliza. "Acaba reflejando la mentalidad que tiene. No expone argumentos, utiliza el yo como sujeto de todas sus frases y la mayoría de sus respuestas son evasivas". Por último, el síntoma más destacado es adjudicarse los méritos del trabajo en equipo o de otra persona. Cómo evitar ser trepadoEl compañero de trabajo o jefe no se da cuenta de que está siendo trepado y las manifestaciones sólo son observables a posteriori, cuando el puesto laboral está amenazado de manera pública. La solución pasa por preguntarse hasta qué punto se está dispuesto a luchar para mantenerse en ese puesto y actuar en consecuencia. Observar y elaborar una estrategia de contraataque con la que se pongan sobre la mesas los resultados obtenidos por el trepa en los años que ha trabajado en la empresa debería ser suficiente. Sin embargo, el principal escollo está en la misma compañía. La organización en sí misma es la responsable de que aparezca este fenómeno entre sus empleados. "Los directivos son los que permiten que exista este problema. La ausencia de una cultura empresarial fuerte que promocione y forme a sus empleados y la imposibilidad de crecer profesionalmente es suficiente para que aparezcan los trepas", asegura Llácer. Cardona opina que el trepa sólo funciona "si le dejan trepar". La supervivencia de esta clase de empleados va ligada a los problemas de organización interna y a la pérdida de un referente claro y conocido que organice y controle el funcionamiento de la empresa. "Alguien de dentro no ha comprendido los objetivos y estrategias marcadas desde arriba y ya se sabe que es más fácil pescar en río revuelto", asegura Cardona.La manera más eficaz de deshacerse de un trepa es exigirle resultados muy específicos como mínimo dos veces al año y obligarle a trabajar en equipo en los máximos proyectos posibles, "se nota en seguida ya que las personas que no están suficientemente preparadas siempre quieren llegar a un puesto superior por medios no adecuados", señalan desde Cátenon.Parece que la paridad sí está presente en las empresas por primera vez: Cuando se habla de trepas no hay distinción alguna entre sexos. Ellos y ellas tienen las mismas capacidades cuando se trata de ascender por el camino más corto.