madrid. Parecía imposible, pero Azkoyen lo ha logrado. El fabricante navarro de máquinas expendedoras ha ideado una que se ajusta a las necesidades de los quioscos. Estos establecimientos podrán así instalarla junto a periódicos y revistas y volver a vender tabaco, tal y como reivindicaban desde hace tiempo.Aunque la ley antitabaco prohibió a estos establecimientos la venta de cigarrillos desde el pasado 1 de enero, el Gobierno rectificó apenas un mes después con una única condición: sólo podrían hacerlo en las máquinas, nunca de forma manual. Las máquinas inventadas por Azkoyen, y que permitirán cumplir con los dictados del Ejecutivo, serán distribuidas por Comepeca, la empresa que ha colaborado también en su creación. El diseño ha obligado a que tengan unas dimensiones mucho más pequeñas que las habituales (debido al reducido espacio disponible de los quioscos en su interior), aunque permiten una gran capacidad, permitiendo la venta de hasta 22 productos distintos. "Nos permitirá recuperar los ingresos perdidos con la ley del tabaco", explicó ayer Antonio Sande, presidente de la Confederación Nacional de Agentes de Difusión de la Prensa y la Edición (Conadipe). El quiosquero seguirá cobrando la venta de tabaco de forma manual, como ha hecho siempre, pero en esta ocasión, a través de un teclado adicional a la máquina, seleccionará la cajetilla que le ha comprado el cliente para que éste la recoja directamente de la máquina. Así se evita el manipulado de la cajetilla, tal y como establece la legislación. El presidente de Compeca, Jesús Maroto, aseguró que "para evitar que los quioscos tengan que asumir un coste económico, la instalación de la máquina se hará de forma gratuita".Por otro lado, Portugal está ultimando también su propia ley antitabaco, que entrará en vigor el año que viene. Al igual que ya han hecho otros países europeos, como Noruega, Irlanda o Italia, el país vecino prohibirá fumar en todos los bares y restaurantes.