madrid. Hagamos balance: si es de los que se carga de documentos, folletos o informes cuando se marcha a casa, recibe en su hogar llamadas de trabajo más que de amistades, nota un vacío, casi existencial, cuando se olvida el teléfono, ordenador o PDA en casa, tenga cuidado... ¡Puede ser adicto al trabajo!Éste es precisamente el caso de Borja G.B., que trabaja como relaciones públicas de una empresa en el barrio madrileño de Arganzuela. Su horario de verano acaba a las dos y media, pero confiesa sentirse atado a su trabajo, ya que al tener muchas llamadas y consultas, está conectado al móvil y a la PDA durante todo el día para atender a los clientes y peticiones. Si usted se siente identificado con este trabajado, cumple los requisitos expuestos, y además valora a las personas en función de su profesión, su círculo de amistades, sus actividades personales se centran sobre los compañeros de oficina y no le gusta trabajar en equipo, sepa que tiene todos los síntomas para sufrir esta adicción. Y es que hoy día parece increíble que hace años pudiesen trabajar sin toda la tecnología existente actualmente. El 40 por ciento de los españoles señala que su vida cambiaría drásticamente si desapareciera la tecnología. Los nuevos avances en la materia son ya parte sustancial de buena parte de la sociedad española, según un informe de Intel.La tecnología puede facilitar la búsqueda de información o la facilidad de contacto, pero también dificulta la desconexión del trabajo. Al igual que el alcohol, las drogas o el juego, la adicción al trabajo puede ser destructiva para el trabajador y sus relaciones personales. Según latinsalud.com, este problema "es un tipo de intento de suicidio particularmente silencioso". Aparece una creciente aptitud a trabajar aumentando la dosis de horas de trabajo diarias, para continuar con el efecto estimulante de la actividad sobre el estado de ánimo. Cultura de trabajoEl workaholism, es un concepto que surge en la década de los setenta en la sociedad estadounidense y equivale a "emborracharse de trabajo". La enfermedad consiste en desear trabajar a todas horas, cuantas más mejor.Aún así, el nivel de adicción de trabajo depende de la labor desempeñada. Ricardo Sotillo, directivo de comunicación y fundador del portal capitalemocional.com, señala que "el tipo de trabajo es un factor que debe tenerse en cuenta en el fenómeno adictivo. Los ejecutivos, comerciales y profesionales liberales del sector servicios suelen estar más predispuestos a padecer dicha adicción". No obstante, Ricardo Sotillo hace hincapié en la idea de que este fenómeno tiene su raíz con el nacimiento del teletrabajo. "La publicidad nos muestra ejecutivos ideales con su ordenador portátil, trajeados, descalzos pisando la hierba del parque o en su barca de pesca mientras el jefe espera el informe". ¿A quién no le gustaría trabajar así? El peligro que tiene esa imagen ideal es que "fomenta y origina la adicción al trabajo más allá del horario laboral. Porque una cosa es trabajar en casa y otra bien distinta es no pensar más que en el trabajo, sustituyendo cualquier otra relación por la profesional", matiza Sotillo.En un mundo competitivo como el de hoy, la "cultura de la adicción al trabajo es lo peor que tenemos en España", señala Nuria Chinchilla, profesora del IESE. Y es que el 30 por ciento de los empleados encuestados por el Instituto reconoce que se lleva el trabajo a casa al finalizar su jornada laboral, aunque la profesora advierte que las cifras "son superiores".El psicólogo Aquilino Polaino-Loren señala en su libro Estrés laboral y salud algunos signos que delatan al adicto. "Llevarse trabajo a casa al salir de la oficina; no olvidarse de las preocupaciones laborales al entrar en el hogar; experimentar cansancio e irritabilidad si no se trabaja durante los fines de semana y que el tiempo pasa muy rápidamente cuando trabaja; ser competitivo en cualquier actividad, incluso cuando practica deportes en familia; y ser impaciente y mirar con mucha frecuencia el reloj" son las principales características según el psicólogo.Cada vez hay más personas, por extraño que parezca, que les supone una especie de suplicio la llegada de los días de descanso. Son los que sufren el llamado Síndrome del ejecutivo. El profesor de psicología de la Universidad CEU San Pablo señala que "es una situación que se produce cada vez más entre personas que poseen empleos de responsabilidad, en los que son frecuentes los viajes y las comidas de negocios". Y es que según este profesor "estas personas sufren situaciones de estrés al reducir los niveles de actividad a los que están acostumbrados durante todo el año".Consecuencias de la adicciónEste síndrome parece tener un perfil elegido de trabajador para instalarse: afecta más a trabajadores de la ciudad que del campo y más a hombres que a mujeres, pero sobre todo, "a aquellas personas que tienden a exigirse demasiado, ya no sólo en el ámbito laboral, sino también en el personal", señala Cima. Reducir el tiempo dedicado a la vida personal no parece ser el único efecto de sufrir el workaholism. "No desconectar pasa factura y puede dar lugar a enfermedades nerviosas, como el estrés o la ansiedad, y también a trastornos físicos como problemas cardiovasculares, gastrointestinales o psicopatológicos", destaca Cima.La solución para combatir esta adicción laboral pasa según el directivo Ricardo Sotillo por dejar "que el jefe o el compañero quiera apuntarse a todo y llevarse sus medallas, no es una olimpiada sino un trabajo y eso vale para médicos, abogados, arquitectos y vendedores, entre otras muchas profesiones". Para relajar esa tensión en el trabajo lanza un consejo. "La vida es como una mesa sólida con cuatro fuertes patas: la familia o personas de tu entorno familiar directo; nuestra vida social, nuestros amigos, vecinos y compañeros; nuestra vida interior y desarrollo personal y el trabajo como medio de vida, como sentimiento de utilidad a la sociedad y como antídoto del ocio (decía Voltaire)" Y es que "en ningún caso nuestra mesa se sujeta bien en una sola pata. Mi consejo: apoyarse bien en las cuatro patas".