La deslocalización de empresas es una realidad y Vietnam el destino elegidoMADRID. Los mismos que levantaron la fábrica del mundo se aprestan ahora a provocar su caída. El centro centro mundial de la producción a bajo coste y la mano de obra barata da señales de agotamiento. En Cantón, el éxodo de fabricantes ya ha comenzado y el sector del calzado ha encendido la mecha. Según la Asociación Asiática del Calzado, 1.000 fábricas de ese sector -de las casi 6.000 que hay en la provincia- se han visto obligadas a cerrar en los últimos meses. De ellas, la mitad tratan de recuperar competitividad deslocalizando su producción a las provincias interiores y occidentales de China, donde los costes laborales son más bajos; a la vez, otro 25 por ciento de empresas ha optado por emigrar al extranjero para poder sobrevivir, principalmente a Vietnam, donde los costes son un 40 por ciento más baratos. El textil que viene No son los únicos amenazados. La deslocalización forzosa sobrevuela otros sectores que también se basan en la mano de obra intensiva. Por ejemplo al textil, que en 2007 vio como una sexta parte de las 44.000 fábricas textiles chinas reflejó números rojos. Hasta la Federación de Industrias de Hong Kong vaticina que un 37 por ciento de las 80.000 empresas hongkonesas trasladarán todas o parte de sus actividades fuera de la región. "El auge de Cantón como principal destino de la inversión extranjera ha llegado a su fin", reza uno de los informes de la consultora InterChina Consulting. Los analistas no dudan acerca de cuál es la tendencia actual. "Lo que se tiene en China, de momento, no se toca. Pero algunas de las inversiones productivas nuevas están empezando a trasladarse a otros países", asegura Kevin O'Marah, analista de AMR Research. La causa principal, desde luego, es el incremento continuo de los costes laborales. A ello ha contribuido decisivamente la creciente escasez de mano de obra no cualificada, la que durante 25 años ha servido de carburante humano a la fábrica del mundo. Sin embargo, aquellos emigrantes prefieren permanecer en sus lugares de origen o, simplemente, exigen mejores sueldos para retornar a las fábricas. Por tanto, hoy cualquiera de las alrededor de 100.000 fábricas que hay en Cantón paga, de media, un 50 por ciento más que hace cuatro años por un operario de línea, lo que es difícilmente asumible para industrias como el calzado, el textil o la juguetera que sobreviven con márgenes de entre un 5 y un 8 por ciento. A ello hay que sumar factores como la apreciación del yuan un 18 por ciento frente al dólar desde 2005 y, de forma inminente, los efectos de la entrada en vigor -el pasado 1 de enero- de la restrictiva Ley de Contratación Laboral, que los fabricantes creen que disparará los costes entre un 10 y un 25 por ciento. "China está atacando a su ventaja competitiva tradicional, el bajo coste. Está dispuesta a destruir ese tejido industrial", admite Eduardo Morcillo, director de InterChina en España. Pero lo está haciendo desde la dinámica de "cambiar de manera consciente la estructura del PIB para que su economía esté liderada por el consumo interno". Se refiere a la apuesta de Pekín para que la economía china dé un salto de calidad en la escalera tecnológica. Para lograr ese objetivo, explica Morcillo, los salarios deben ser obligatoriamente más altos. Si la suerte parece echada para determinadas industrias, sólo en la deslocalización se intuye una salida. Pero, ¿adónde? Una opción es desembarcar en otros países, como Vietnam, Bangladesh, Indonesia, Camboya o la propia India. Sin embargo, todos esos países más baratos adolecen de la base industrial de China, que primero construyó las infraestructuras y después atrajo la inversión. Así que los fabricantes que apuesten por deslocalizarse corren el riesgo de perder la imbatible cadena de suministro y logística que ofrece Cantón. Además, son países -excepto la India- con poblaciones más pequeñas y, por tanto, con mercados laborales relativamente reducidos que se agotarían enseguida al asumir parte de la ingente capacidad productiva china. El impacto en los sueldos sería incuestionable.