barcelona. María José San Román, agitadora culinaria y chef del Monastrell de Alicante, acaba de lanzar a las arenas gastronómicas españolas el nuevo invento del aceite de oliva llegado -parece mentira- de Estados Unidos tras un año de exitoso funcionamiento. Olive to Live Oleoteca es el nombre que recibe el artilugio, en realidad un dispensador con cinco grifos correspondientes a cinco distintos aceites. La gracia está en que en su interior la temperatura es constante y la atmósfera es de nitrógeno, gas inerte que evita la oxidación del aceite de oliva, lo que protege indefinidamente la calidad del oro líquido, rápidamente degradable una vez abierto.