El número de sociedades que sólo dan trabajo a su fundador se triplica desde el año 2006La cifra de emprendedores por necesidad crece un 10%, después de estar años estancadamadrid. El número de ciudadanos que se aventura a crear una empresa en España sigue cayendo en picado. La tasa de emprendimiento tocó su mínimo de diez años en 2010, según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), un informe elaborado por IE Business School. El año pasado, sólo 4,3 de cada cien personas de entre 18 y 64 años montaron un negocio en este país, lo que supone un descenso del 15,7 por ciento respecto a 2009. El estudio sitúa a España, además, como uno de los seis países menos emprendedores de los 59 analizados. Los motivos esgrimidos por los más de 600 expertos implicados en el informe (que afirman que el panorama no era tan malo para las ansias emprendedoras desde 2005) suenan a conocido: el cierre del grifo de la financiación, la insuficiente educación en gestión emprendedora y las cargas impositivas relacionadas con la creación de empresas. Entre las principales conclusiones está la de que el número de empresas creadas por necesidad (las que se fundan, por ejemplo, para salir de la situación de desempleo) aumentó en un 10 por ciento, rompiendo la estabilidad de los últimos años (ver gráfico adjunto). En la otra cara de la moneda, la cifra de emprendedores por oportunidad se redujo en un 7 por ciento. "Emprendí por necesidad" El empresario Luis Alonso entra dentro de la primera categoría. Su despido de una gran compañía le dio la excusa perfecta para hacer algo que tenía en mente desde hacía varios años: montar su propia productora audiovisual. Pújil Film, que nació el año pasado, acaba de realizar su primer video publicitario para una gran compañía de telecomunicaciones. Alonso explica cómo trabaja. "Alquilo el equipo técnico (cámaras y demás aparatos) y subcontrato el equipo humano: la especialista en diseñar decorados, el experto en efectos especiales, el encargado del vestuario... Y ponemos en marcha mini rodajes cinematográficos". Todo se subcontrata, también los trabajadores, muchos de ellos autónomos. En Pújil Film están sólo Luis y su socio. Su sede es la casa del primero. "Yo sólo necesito una página web, una línea de telefono fija y una conexión de ADSL que sea rápida". Este emprendedor añade: "Creo que, al menos en este sector, se tiende a la subcontrata, y las empresas pequeñitas que vayan adaptándose al medio serán las que logren sobrevivir". Sólo para el autoempleo Ésta es precisamente otra de las conclusiones del GEM: que las empresas que se están creando sólo sirven para el autoempleo. Pocas crean más de dos o tres puestos de trabajo. La microempresa (sociedades de menos de diez empleados) se consolida: en 2010, el 66 por ciento de las iniciativas sólo proporcionó un empleo al fundador. En 2006, sólo el 20 por ciento estaban en ese rango y el 66 por ciento tenía entre uno y cinco trabajadores. El caso de Juan Pablo Seijo, que hace poco más de un año puso en marcha Solo Raf (www.soloraf.es), es parecido. Su microempresa se dedica a hacer llegar tomates de Almería hasta los hogares de toda España. Pero ellos no tienen ni huerto ni camiones: sólo un despacho en casa y contactos con los productores y los transportistas. Al igual que la empresa de Alonso, son sólo él y su socio. "Tenemos pocos gastos fijos" Desde el principio, Seijo (que procede del mundo de la consultoría) se planteo cómo montar un negocio sin realizar una gran inversión. "No hemos tenido problemas de financiación porque vendemos por Internet y no cosechamos el producto. Somos intermediarios. Tenemos pocos gastos fijos y muchos variables". Colocan los tomates que les vende el agricultor en cajas aptas para el transporte y buscan quién los lleve a los clientes que han hecho su pedido. Y trabajan bajo demanda para evitarse los gastos de almacenamiento, así que sólo compran las cantidades que saben que van a vender. Al contrario que tantos otros emprendedores, no han tenido que endeudarse. Prevén recibir una ayuda de la Consejería de Innovación de la Junta de Andalucía para financiar su sistema de contabilidad online, que les permite actualizar sus números desde cualquier lugar. "Invertimos en ello unos 2.500 euros y nos darán una subvención del 60 por ciento". Su empresa arrancó con una inversión inicial muy modesta, de 3.000 euros. Los familiares y amigos del emprendedor, aparte de él mismo, siguen siendo sus principales fuentes de financiación. Luis Alonso explica cómo sus allegados han depositado en él una confianza de 60.000 euros. Esta cantidad le permitirá pagar a todos los subcontratados que participen en sus producciones incluso aunque sus clientes sean morosos, algo que él mismo considera previsible. "Aunque se pacta que el cliente abone el 50 por ciento del precio antes de la prestación del servicio, eso no siempre ocurre", lamenta.