Con ojeras y alguna cana de más, Jürgen Boos mira por la ventana de su despacho y se pregunta qué secretos esconderá la organización catalana en el pabellón de honor. Ayer se inauguró la Feria del Libro de Fráncfort. La pesencia de la cultura catalana como invitada especial ha estado jalonada por una agria polémica sobre la inclusión o no en el programa oficial de autores catalanes que publican en castellano. La discusión se zanjó con una invitación de útlima hora por parte del Instituto Ramon Llull y el rechazo a venir por parte de autores como Carlos Ruiz Zafón, Eduardo Mendoza y Juan Marsé. P ¿Cuántos dolores de cabeza le ha costado la presencia de la cultura catalana en la Feria?R Tengo más canas que antes. En serio, no más que la de la India el año pasado, cuando se decidió no invitar a autores indios que publican en inglés fuera del país. En este caso la invitación (de autores catalanes que escriben en español ) se produjo, aunque tarde. Lamento que no se aceptara esa invitación y también lamento que esa invitación se hiciera demasiado tarde. Para mí muchos de esos autores son catalanes y deberían haber estado en la Feria. P ¿No teme que la polémica sobre los escritores invitados perjudique a la propia Feria?R No. En la Feria de Fráncfort queremos discusión. Y Cataluña no es el único lugar de Europa en el que se discute sobre este aspecto. También los flamencos tienen ese problema. Cuando invitamos a Cataluña no existía esa discusión, se ha ido desarrollando con el tiempo. En el momento en que asumí la dirección de la Feria pensé que podríamos descubrir una literatura hasta el momento desconocida fuera de España, pero después me di cuenta de que había una dimensión mucho más amplia.P ¿Le gusta la provocación?R Sí, me interesa. No se trata de que sea fácil y tampoco lo será con los próximos invitados: Turquía, por la fuerte presencia de personas de procedencia turca que viven en Alemania, o China, donde hay censura. Pero debe ser así. No estamos hablando sólo de los best sellers. Lo importante es lo que transmiten los libros y tras cada libro hay un autor, una persona. Muchas veces me he planteado qué habría ocurrido si viviese Manuel Vázquez Montalbán, que escribía en ambos idiomas.P ¿Qué espera del paso de la cultura catalana por Fráncfort?R En primer lugar poner en contacto a las editoriales catalanas con las españolas, en lo que al aspecto económico se refiere. Además se trata de consolidar a autores. Los grandes autores, como Zafón y Mendoza ya están consolidados. Creo que no necesitan apoyo, como tampoco lo necesita Isabel Allende, esos autores ya son una marca por sí mismos. También esperamos transformar la imagen que existe de Cataluña y de España como lugar de vacaciones, que se conozca más allá. Presentar aquí a las Islas Baleares junto a Cataluña es, por ejemplo, algo novedoso.P ¿Cómo valoraría la industria editorial española?R En cuestión de marketing podemos aprender mucho de los españoles, o de las editoriales de Barcelona. Por ejemplo de la idea de los premios de las editoriales, que se emplean como una estrategia comercial, o de San Jordi, que es un fenómeno de Barcelona.P Más allá del invitado de honor, ¿cómo ve el negocio editorial?R Todavía es beneficioso, pero no tanto como otros. Además, en algunos casos implica un componente de casualidad. Algunas editoriales tienen un best seller que se traduce y vende en otros países y que permite sacar adelante otros proyectos. Otras deben sobrevivir mucho tiempo sin best sellers. En alemán la palabra editor (Verlag) significa "poner el dinero por delante". Es un negocio arriesgado.P En Alemania la compra por correo ha crecido un 11 por ciento en el último año, ¿qué supone este aumento para el futuro del libro?R La estructura comercial ha cambiado. Mientras las grandes cadenas de tiendas de libros y los negocios de envío por correo crecen, las pequeñas librerías tienden a desaparecer. No es así sólo en Alemania, es un fenómeno europeo. Los pequeños libreros están en peligro y sólo sobrevivirán si se especializan o si rentabilizan sus costes, es decir, trabajando hasta 16 horas.