BRASILIA. Expertos que asisten a una conferencia de la Organización y Cooperación de Desarrollo Económicos (OCDE) sobre pequeñas y medianas empresas sugirieron ayer que los beneficios fiscales combinados con adecuadas políticas de crédito pueden dar un impulso definitivo a estas compañías. La conferencia, que se celebra en Brasilia, propuso en su segunda jornada una acción más enérgica de los gobiernos en favor de un segmento de la economía que es fuente de empleo para algo más del 50 por ciento de los trabajadores del mundo. Según datos del Banco Mundial presentados en la conferencia, las pequeñas y medianas empresas emplean a cerca del 70 por ciento de los trabajadores de Argentina, Colombia, Panamá y Perú; al 60 por ciento de los ecuatorianos y brasileños, y al 50 por ciento de los mexicanos. El país latinoamericano en el que el sector tiene más fuerza es Chile, donde cerca del 86 por ciento de los empleados trabaja en las pequeñas y medianas empresas, definidas como aquellas que tienen un máximo de 250 trabajadores. Los porcentajes son similares en los países desarrollados. En España e Italia, esas empresas son fuente de trabajo para casi el 80 por ciento de la masa laboral. La tasa en Francia es del 70 por ciento y llega al 60 por ciento en Alemania y el Reino Unido. Sin embargo, pese a su importancia en la actividad económica, el sector sufre con el acceso al crédito, sea por falta de garantías apropiadas o por carecer de programas oficiales o privados adecuados para mejorar su competitividad en la economía global. El canadiense Peter Webber, delegado del Grupo de Trabajo de la OCDE sobre Pequeñas y Medianas Empresas, dijo que los gobiernos son en parte responsables de ello, pero aclaró que los programas para el sector deben tener en cuenta "sólidas justificaciones económicas" y no "consideraciones sociales", pues de otro modo serán un fracaso. Los incentivos oficiales, en su opinión, pueden pasar por beneficios fiscales, por programas de apoyo a los capitales de riesgo u otras formas de financiación.