méxico. Trece años después de la insurgencia zapatista, a primera vista pocas cosas parecen haber cambiado en Chiapas. Pero si uno se adentra en las comunidades rurales descubre que la miseria ha dejado de ser protagonista en algunas de ellas. Este es el caso de las regiones del Soconusco, La Selva y la Sierra, en la frontera de México con Guatemala. Se han convertido en la zona del mundo de mayor producción de cultivo de café ecológico con 15.000 toneladas, que le generan hasta 60 millones de dólares anuales en ventas. En total, en México se producen unas 25.000 toneladas de café orgánico, que se distribuyen en 13.000 tiendas de Alemania, Italia, Estados Unidos y Japón, principalmente.Chiapas siembra unas 45.673 hectáreas de este producto, a través de unas 126 organizaciones que se asientan en 12 municipios. El 70 por ciento de los cafetales son pequeños productores con menos de tres hectáreas que se han unido en cooperativas impulsadas por organizaciones sociales. Unas 60.000 familias del estado de Chiapas viven de producir café orgánico entre otros productos ecológicos, generalmente asociados a una cadena productiva. Una de ellas es la Red Maya de Productores Orgánicos, o Centro de Agroecología San Francisco De Asis (Casfa), de la que viven 2.400 familias, unas 10.500 personas.Casfa está conformado por una red de agricultores indígenas que se autodenominan artistas del café por el proceso esmerado y manual que impera en todas las etapas de cultivo. Estos productores han sabido conjugar su herencia cultural de cultivo de la tierra de acuerdo a la tradición de los mayas, con el movimiento ecológico mundial, la agricultura biodinámica (cuyo concepto va más allá de la producción de forma ecológica ya que también tiene un contenido espiritual) y la demanda de un mercado que crece rápidamente. Las precipitaciones, el suelo volcánico y la biodiversidad de Chiapas han hecho el resto. Ruta internacionalLa Red Maya ha conseguido la certificación ecológica de diversas agencias internacionales como la Organic Crop improvement Association (OCIA) y de organismos certificadores de productos ecológicos de Japón (JAS /Japón), Estados Unidos (National Organic Program) y de la Unión Europea (UE 2092/91).Su principal cliente es el mercado alemán, al que exportan 15.000 sacos anuales, que les generó el año pasado ventas por un valor superior a los dos millones de dólares. En España, por medio de la fábrica Altercafé de Barcelona, lograron colocar 1.000 sacos en 2006, unas 70 toneladas. Y El Corte Inglés recurrió a Casfa para celebrar la Semana de México. Grandes cadenas como Starbucks compró 720 toneladas el año pasado a las cooperativas la Selva y Casfa, que decidieron unirse en 2003 para enfrentar juntos los obstáculos. A través de esta alianza, han alcanzado su registro en el padrón de productores del Sello de Comercio justo y han solicitado su ingreso en la Federación Internacional de Comercio Alternativo (www.ifat.org), "garantizando así que las operaciones comerciales cumplan con normas de eficiencia, productividad, responsabilidad social y ambiental, explica Jorge Aguilar Reyna, director comercial de Casfa.Juntos han conseguido precios justos a tostadores y consumidores; pago de anticipos a los productores, apoyo de mercadotecnia para el mercado de café orgánico, y desarrollo de normativa que estimulen la producción y el procesamiento con calidad.Empezar de ceroPero llegar hasta aquí no ha sido fácil. La producción orgánica de Chiapas arrancó hace 20 años. En este tiempo, las cooperativas han tenido que hacer frente a la ausencia de crédito, de tecnologías y know-how, lo que les ha impedido tener valor agregado del café y de otros productos que han generado, como zumos o mermeladas. A ello se añade la erosión de los suelos por la deforestación o las dificultades para llegar a una red de distribución y comercialización.Sin embargo, aunque muchos de estos problemas se han resuelto, aún siguen careciendo de financiación y un lobby político a nivel mundial que les permita crecer, pero las oportunidades y el mercado existen, señala Aguilar. "Para nuestras familias, el cultivo, procesamiento y comercialización de este sistema certificado es una alternativa de vida", declaran los agricultores de la Red Maya. Quizá la única forma de permanecer en su tierra.Junto a estas grandes cooperativas, más de 100.000 familias minifundistas (el 80 por ciento del tejido social del estado) dispersas, desorganizadas y carentes de infraestructura viven en la miseria. Con precios inestables del café, con pérdida de identidad, y con altos índices de emigración tienen que hacer frente además a los desastres naturales. El huracán Stan, en 2005, afectó severamente la producción de café en Chiapas dañando cerca del 70 por ciento de los cultivos de la sierra. Y el gobierno federal ofreció escaso apoyo para recuperar lo perdido, lo que provocó una situación delicada en el sector, según se puso de manifiesto en un foro organizado por la cámara de Senadores sobre Retos y Perspectivas del café en México."Falta mucho para que la sierra de Chiapas recupere la normalidad. En muchas de las comunidades el reclamo se repite: la falta de comunicación, vivienda, proyectos para recuperar los suelos", manifestó Raúl Benet, uno de los coordinadores de Oxfam en la zona. "Espero que no surjan movimientos armados, porque recordemos que en 1994 uno de los catalizadores para la revuelta zapatista fue la caída del precio del café".