madrid. Trabajó en Sun Microsystems y otras multinacionales durante años. Lo dejó todo y montó una consultora para contribuir a la integración de los discapacitados en el mundo laboral. Está encantada de trabajar en una oficina accesible, como no podía ser menos, en uno de los edificios de Madrid Emprende. Mujer, discapacitada, madre. Cóctel explosivo. P Su carrera profesional ha seguido el camino contrario que la mayoría. Ha pasado de multinacional a pyme y de empleada por cuenta ajena a empresaria. ¿Por qué? R Creo que siempre he tenido vena emprendedora. De hecho, en otras empresas he sido intraemprendedora, vamos, la encargada de lanzar nuevos proyectos, nuevas líneas de negocio. Me sentía muy segura. Hacerlo sola es mucho más difícil, pero merece la pena. P ¿Pasó por su cabeza la idea del fracaso? R Nunca, la verdad. Aunque no me importaría haber fracasado. Lo intentaría otra vez. P Echando la vista atrás, ¿qué ha sido más difícil, ser mujer o discapacitada? R Tengo la sensación de que al final cada uno tiene sus barreras. Sí es verdad que hace años ser madre en una multinacional americana era muy distinto a ahora. Pero tuve la suerte de encontrarme con personas muy inteligentes a lo largo de mi carrera. Me ficharon antes de casarme y dije: "Es que me voy de luna de miel y voy a estar dos semanas fuera"... Y la respuesta fue: "Bueno, pues luego vuelves". Y cuando tuve a mis hijos nunca supuso un problema. P ¿Hubiera sido igual la respuesta en caso de ser una empresa española? R Hubiera sido más complicado. Cuando estaba embarazada de ocho meses y ya no podía conducir, la empresa me ponía un taxi para que me llevara al trabajo y a casa, para que te hagas una idea... P Algunos familiares de discapacitados que conozco insisten en que no quieren parecer víctimas. ¿Usted qué opina? R Ha evolucionado mucho en el ámbito social. Nosotros en la empresa nos dedicamos a la integración de los dispacitados en el ámbito profesional, porque sólo el 15 por ciento de las empresas cumple la ley. Aunque esto no es un tema de cumplir la ley. Yo defiendo con absoluta vehemencia que no estamos haciendo un bien a la sociedad, sino a las empresas. En el momento en el que incorporas a una persona con discapacidad a la plantilla, los réditos son realmente increíbles. P Entonces, ¿por qué no se cumple la ley? R Bueno, creo que no se aborda por miedo a lo desconocido. P Y esos discursos de la igualdad, la RSC... ¿se los cree? R Creo que hemos resuelto una parte importante. Yo creo que al menos cuidamos el lenguaje, porque hace años se oía cada cosa... Haber conseguido que se alabe el trabajo de las mujeres ya es un avance. Además, cuando dicen que las mujeres aportamos algo es una verdad como un piano. Los equipos productivos deben ser mixtos, porque eso es lo que enriquece. P Pero usted habla con directores de RRHH para conseguir que incorporen discapacitados y no parece que lo hagan. ¿Qué le responden? R Hay distintas razones. Pero la realidad es que hay suficientes discapacidades severas que no han accedido a la formación y por lo tanto tienen menos experiencia. También es cierto que los discapacitados nos hemos sentido inseguros y con la autoestima baja, con cierta sobreprotección por parte de los padres. Y en lo que concierne a la empresa, les da miedo lo desconocido. Sólo hacen algo al respecto si tienen un caso cercano. No se dan cuenta de los beneficios. Uno de los efectos más inmediatos es la bajada del absentismo. P Su consultora se llama Zauma. ¿De dónde viene el nombre? R Proviene de una palabra griega, thauma, que significa "lo nunca visto". P ¿Cuánta presencia de discapacitados hay en puestos directivos? ¿Es igual que en otros países? R Bueno, la verdad es que la mayor parte de los discapacitados españoles están en la Once, que ha hecho una labor magnífica. Yo no conozco ninguna empresa que tenga a alguien en su cúpula con discapacidad severa. No te digo nada si encima es mujer. P Hablaba antes de las consecuencias de la sobreprotección de los padres en los discapacitados. ¿Cuánto daño hacen? R A mí me gusta mucho la palabra resiliencia, que significa la capacidad de recuperarte de un evento destructivo. La clave es que te hayan enseñado desde pequeño a buscarte las castañas. Hay un exceso de protección, y no hay nada más importante que educar a un niño resiliente. Yo se lo agradezco a mis padres, porque con dos piernas escayoladas me he subido a los árboles. Esa resiliencia la tenemos las personas con discapacidad.