zaragoza. Inchausti es un apellido que muchos aficionados al Real Zaragoza recordarán por ser el nombre de Juan Mario Inchausti Gotia, considerado el mejor portero de este equipo de fútbol a lo largo de los años. Pero también es un apellido que suena fuerte en el ámbito empresarial de la mano de sus nietos, sobre todo, al hablar de China y Shanghai. Los hermanos Mario y Ana Inchausti dejaron sus empleos en otras compañías para embarcarse en la aventura de crear y poner en marcha Espasia, una empresa dedicada en prestar los servicios legales necesarios para la implantación de una compañía en China, además de ofrecer consultoría de recursos humanos, servicios de control de calidad y corporativos, entre otros.La aventura de los dos emprendedores comenzó de la mano de Mario Inchausti que en el año 2004 llegaba a China "con 22 años y dos maletas bajo el brazo". Trabajaba para una empresa comercial española del sector de la distribución, que compraba mucho producto en China y tenía problemas con la calidad de los mismos y los tiempos de entrega. "Así que me mandaron a ver qué podía hacer para mejorar la situación", comenta. Tras seis meses viajando por todo el país, se dio cuenta de que la solución pasaba por tener presencia física en el país y contratar personal local que coordinase la logística de las compras, controlase la calidad e inspeccionase las nuevas oportunidades del mercado. Nicho de mercadoAsí fue como apreció que esa carencia se podía convertir en un hueco de mercado que iba a seguir creciendo con la llegada de más empresas españolas interesadas por el mercado chino, cuyo número se ha multiplicado por cuatro en tan sólo tres años. La idea se la contó a su hermana Ana, quien en aquellos años trabajaba para una multinacional en el Reino Unido. "Registrar Espasia nos llevó entre cuatro y cinco meses. El sistema legal chino es abstracto, confuso y la información que te llega de diferentes fuentes nunca concuerda", indica Ana. Al final abrieron las puertas en agosto de 2005 con una plantilla de siete personas.Desde esa fecha Espasia ha tenido un crecimiento exponencial cada año, "pero el reto está ahí, y cada día hay que dar el máximo. Montar una empresa en China y, en concreto, en Shanghai, es un proyecto muy ambicioso y requiere el 200 por cien de la gente que se involucra en él", matiza Ana Inchausti.En sólo dos años de vida, la compañía ha pasado a tener 80 trabajadores, y en agosto del año pasado inauguró un almacén en las afueras de Shanghai de 7.000 metros cuadrados, que es un punto logístico en el que hacen embalajes y manipulados manuales para sus clientes más importantes. Pese a este crecimiento los comienzos fueron "frenéticos", recuerda Ana. Hubo problemas en el registro de la empresa pero también en la búsqueda de clientes y, sobre todo, en la creación de una imagen de confianza que hiciese al cliente sentirse tranquilo. Ahí es además donde tienen su ventaja comparativa. Ana cuenta cómo la consiguieron: "Mario tenía el conocimiento local y la experiencia previa de haber pasado por un proceso de establecimiento en China para su anterior empresa, mientras que yo tenía experiencia previa en consultoría internacional de comercio exterior y formación legal universitaria". El trabajo diario en Espasia consiste en estar en contacto con la oficina en China pero también tratar con los clientes españoles, además de "controlar personalmente cada proyecto y hacer de nexo entre el cliente y el personal chino que lo lleva a cabo". Espasia va a seguir creciendo, siguiendo la línea de muchas empresas del mercado chino, que no es estable como lo es el europeo o el norteamericano. Dentro del plan de crecimiento de Espasia, sus objetivos se centran en clientes de países latinoamericanos que están ahora incrementando sus intercambios comerciales. De momento, ya tiene algunos de Argentina, Chile y Brasil, y esperan poder aumentar el número de clientes procedentes de Iberoamérica asentados en China.