El arquitecto se impone a Nouvel y Perrault en el concurso para crear la zona de ocio del complejo Alcañiz, en Teruel, acogerá un centro deportivo, tecnológico y empresarial de referencia mundialzaragoza. El arquitecto británico Norman Foster lo define como una inmensa ola que se levanta sobre el paisaje. Es el concepto en el que resume lo que en poco más de tres años será el remate final a la Ciudad del Motor de Alcañiz, un mega proyecto que hará de la localidad turolense un centro deportivo, tecnológico y empresarial de referencia mundial.La propuesta del arquitecto británico fue seleccionada ayer en el concurso público al que también concurrieron Jean Nouvel, Dominique Perrault, los holandeses Winy Maas, Jacob van Rijs (de UNStudio) y Ben van Berkel, Carolina de Vries del estudio MVRDV junto a Guillermo Reynés.El jurado seleccionó el proyecto de Foster por su "extremada atención a los principios de sostenibilidad" que se proponían en el pliego de condiciones y por su significado como símbolo de la futura Ciudad, según explicó el arquitecto y miembro del jurado reunido en Zaragoza, Luis Fernández Galiano.Complejo multifuncional Bajo la ola de Foster se albergará la unidad de ocio y cultura del complejo. En ella se plasmará el espíritu con el que nació el proyecto: que sea un espacio para cualquier miembro de una familia, sea o no amante del motor. Contará con un complejo multifuncional, una residencia, un centro de tecnificación deportiva, un centro comercial, un museo interactivo, un karting indoor, un centro de negocios y un hotel, que se levantará en la cresta de la ola diseñada por Foster. Pero esto no será más que una de las tres partes de la Ciudad del Motor aunque, eso sí, su escaparate más visible. También contempla un ambicioso plano deportivo, con la creación de un circuito de velocidad, diseñado por el gurú de los circuitos, Hermann Tilke, responsable de cinco de las pistas donde se celebra el mundial de Fórmula 1. Y varios circuitos más: de rallycross, de motocross, y zona de 4x4. La Ciudad también apostará por un área de tecnología, que quiere convertirse en el centro mundial de la I+D+i del mundo del motor. Acogerá un parque tecnológico en el que empresas y universidades podrán aprovechar las sinergias de la cercanía de los circuitos para desarrollar sus propuestas empresariales y de investigación. El espacio que ocupará el proyecto superará las 350 hectáreas a unos cinco kilómetros de Alcañiz, localidad muy vinculada al mundo del motor, que ha contado hasta hace tres años con un circuito urbano en sus calles. La inversión estimada es de 174 millones de euros, de los que 114 los aportará el Gobierno de Aragón, la Diputación de Teruel y el Ayuntamiento de Alcañiz, y otros 60 de inversión privada. Todavía no hay un presupuesto cerrado para la intervención de Foster. Según aseguró el presidente de la Ciudad del Motor, José Ángel Biel, "se inicia ahora el proceso de negociación con el equipo de Foster para concretar la inversión exacta del proyecto". El complejo se construirá para acoger en una misma jornada a más de 50.000 personas, y que pueda estar abierto los 365 días, y no sólo cuando haya competiciones deportivas. Los responsables del proyecto han puesto mucho énfasis en que se respete el entorno, en el que se hallan yacimientos arqueológicos y zonas naturales protegidas, como las lagunas de La Estanca y Las Saladas. Es ese enclave, "único" según Foster, lo que le ha llevado a preparar su propuesta. El Premio Pritzker de Arquitectura 1999 resaltó que se interesó por este proyecto porque en él puede plasmar una forma de "actuar localmente pero pensando de manera global". Sensación de ciudadFoster ha diseñado una ola bajo la que se albergará todo el complejo de ocio y cultura. Ha querido unificar todo ese contenido bajo una misma cubierta para crear la sensación de ciudad, de que todo está unido e interrelacionado. Uno de los aspectos que sedujo al jurado fue la integración, en ese espacio diseñado por el arquitecto, de la tribuna de espectadores que mira a la recta de meta. La ola brillante que ha diseñado cuenta con cuatro capas. El revestimiento exterior cuenta con un sistema de enfriamiento pasivo, paneles fotovoltaicos y crea sombras de ventilación. Debajo se esconderá una retícula tridimensional, un revestimiento interior para difundir la luz y otro retractable. Bajo ese espectacular techo habrá 50.000 metros cuadrados dedicados a un sinfín de actividades relacionadas con el motor. Uno de sus ingredientes básicos es el ruido, algo que no ha pasado desapercibido para el arquitecto británico. Con esta cubierta futurista, Foster quiere que ese ruido se note pero que no sea molesto.