En cuanto finaliza una conferencia, los asistentes que no son periodistas acaban ejerciendo como tales y asaltan al ponente con sus preguntas. También le pasó ayer a Moshe Koveh, pero retrasó unos minutos una reunión con la Cámara de Comercio e Industria España-Israel y se los dedicó a elEconomista.P Durante su charla, usted ha dicho que un país debe producir tecnología y líderes. ¿Se necesitan estos dos aspectos? ¿Sin tecnología no hay líderes, y al revés?R Está claro. Las universidades no pueden dejar de lado los aspectos sociales ni humanísticos. Con eso puede que consigas formar muy buenos técnicos, pero no serán más que máquinas. En Bar-Ilan hacemos mucho énfasis en aspectos culturales. De hecho, a nuestros alumnos se les exige que el 20 por ciento de su currículo tenga que ver con este tipo de conocimientos. P En su última visita a España, Colin Powell mostró su preocupación -y así se lo hizo saber a George W. Bush- por el descenso del número de estudiantes extranjeros que estudiaban en universidades estadounidenses. Preferían centros europeos y asiáticos. ¿Significa eso que somos buenos competidores?R Bueno, hoy se busca la especialización, y estamos en un mundo globalizado. No sé si somos una amenaza. Lo que sí sé es que cada vez hay más alumnos y se construyen más universidades, y los costes de la investigación son monstruosos. P ¿Cómo es la relación entre universidad y empresa? R Nos estamos conociendo. Y como todo noviazgo, hay peleas, reconciliaciones, y cada uno quiere tirar de su lado. Lo importante es encontrar recursos. Porque se han dado casos de universidades que han desarrollado patentes y luego las empresas las han comprado gratis... y vendieron mucho gracias a ellas. Ahora las cosas han cambiado. Cuando una empresa ve algo en una universidad que le interesa, no invierten sin más, sino que se involucran totalmente en el proyecto.