barcelona. "Si el sida sufre un extenso imaginario social, ni se imaginan el desconocimiento del que es objeto en las empresas", apunta Doriana Bagnoli, de la Fundación Prevent. Tener un empleado con el VIH en la plantilla es una posibilidad que muy pocos empresarios se plantean aunque es menor el número de ellos que lo hacen público.Ayer se celebró en Barcelona la jornada VIH y trabajo: Cómo se enfrentan las empresas al sida en el siglo XXI. Las conclusiones de la jornada lo dejan bastante claro: este supuesto enfrentamiento es casi nulo. En la actualidad en España hay entre 120.000 y 130.000 personas con VIH en edad laboral pero no se dispone de cifras que fijen las que realmente se encuentran trabajando y en contacto con sus compañeros. Además, a esto se suma que el empleado no está en la obligación legal de comunicar a la empresa que ha contraído la enfermedad. Tendencia general"Puede considerarse un disminución más pero nadie alardea en sus informes anuales de responsabilidad de tener seropositivos en sus plantillas", apuntó Bagnoli. Desde la Fundación Prevent, organizadora de la jornada, Bagnoli señala que la tendencia general del empresariado es pensar que "la productividad y el rendimiento del empleado con VIH descenderá". Si el trabajador es libre de comunicar a sus superiores si padece la enfermedad, el empresario tiene una serie de deberes entre los que se incluye "garantizar la salud y la seguridad de sus empleados y de velar por los intereses empresariales", explicó Manuel Luque, abogado de Cuatrecasas. Además un superior no puede obligar a un subordinado a hacerse las pruebas serológicas ni exigirlas de manera previa a la contratación. María José Fuster, de la comisión laboral de la Coordinadora Estatal de VIH-Sida, apuntó ayer que sólo un 38 por ciento de las ONG lleva a cabo proyectos de inserción laboral con enfermos de sida y que un 9,5 por ciento de ellas se centra en la mediación con empresas. Para Luque la gestión de este concepto de diversidad "es más complicado en la pymes. En otros países vecinos existen políticas diferenciadoras entre las grandes empresas y las pymes a la hora de gestionar los riesgos psicosociales que se derivan de tener en plantilla empleados con esta enfermedad".