Bill Quirke, experto en comunicación interna, explicó ayer cómo diseñar una buena estrategia"En las encuestas internas sólo deben preguntarse aspectos que realmente quieras cambiar", dijomadrid. Cuenta Bill Quirke que la última huelga de British Airways comenzó cuando los directivos explicaron a una de las divisiones sus planes de futuro, que básicamente consistían en despedir a todo el mundo. Lo que no sabían es que un empleado lo estaba grabando con un teléfono móvil con cámara de vídeo y que en cinco minutos estaría a disposición de todo el planeta gracias a Internet. "La comunicación interna se hace externa enseguida. Y cualquier empleado puede convertirse en un periodista en potencia", dice. Quirke, fundador de la consultora Synopsis, estuvo ayer en Madrid como invitado por la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom) para hablar de la importancia de la comunicación interna en las compañías. Su audiencia estaba formada por responsables de este departamento que no pararon de asentir con la cabeza a las palabras del experto y que no evitaron en ningún momento las carcajadas que provocaron las numerosas bromas del gurú británico. Empezó con altas dosis de sinceridad. "Los empleados son cada vez más críticos, y lo que le piden a la empresa es equilibrio entre su trabajo y su familia. Por eso existe cierto escepticismo frente a los ascensos. Hay un chiste en PwC que dice: 'Cuando te haces socio, te compras un Porsche y también un divorcio'", aclaró. También dejó claro a su público que deben ser conscientes de la poca importancia que se le da a la comunicación por parte de la dirección de la empresa: "Por eso es importante que se obtenga respuesta de lo que se comunica. Si no, no es comunicación, sino distribución".Alguien preguntó entonces cómo medir las encuestas internas de satisfacción laboral. Quirke señaló que sólo deben formularse preguntas sobre temas en los que realmente se está dispuesto a cambiar algo. "No pregunten '¿está bien pagado?', porque ya conocen la respuesta. Mejor pregunten '¿piensan sus amigos que está bien pagado?", matizó. Buena parte de su charla tuvo como tema central el compromiso de los empleados. Cómo conseguirlo y qué es lo que lo mata. Quirke citó tres asesinos: que la gente no se sienta valorada ni orgullosa del lugar donde trabaja; que no conozca la estrategia de la compañía y que no sepan muy bien lo que tienen que hacer. Hace años, recordó, si a un empleado de la limpieza de la NASA se le preguntaba "¿para qué sirve su trabajo?", la respuesta estaba clara: "Para ayudar a que un hombre llegue a la Luna". A veces basta con una comunicación pragmática. "La más eficaz que he visto es la de Mc Donald's. Hace años colocaron unas pegatinas en los mostradores para recordar a los empleados que preguntaran a los clientes si querían bebida. ¿Por qué? Porque de ahí procede un tercio de sus ingresos. "No les decían 'quiero que te motives'". En una mañana llena de frases que servirían de título para cualquier libro de gestión, Quirke insistió en la importancia del mensaje, más que el canal por el que se transmite. "Me bastan los 15 minutos del mensaje de la Reina por Navidad a través de mi televisión para sentirme orgulloso de ser británico. No necesito un blog ni una revista sobre Windsor", dijo.