La directora de Fitur apuesta por todo tipo de turista, del cultural al de negociosMADRID. Ana Larrañaga coge el teléfono por enésima vez en el día. La batería de su móvil se ha agotado y "la de la cabeza también, hace un rato", admite mientras suelta una carcajada. La culpa de este agotamiento la tiene su trabajo como directora de Fitur, la feria que ha tenido durante los últimos cinco días a Madrid casi sin taxis, sin habitaciones en los hoteles y sin reservas en los restaurantes. Y eso que es la feria de turismo más importante del mundo después de la de Berlín... "Bueno, eso depende de los indicadores de medición que se utilicen", matiza Larrañaga. Número de empresas, de stands, de países, de visitantes, de particicipantes y de metros cuadrados, entre otros, son los que mide la Unión de Ferias Internacionales (UFI). Los rivales son Berlín y Londres, que superan a Fitur en unos cuantos indicadores y en otros es el certamen madrileño el que se lleva el gato al agua. "Seamos los primeros, los segundos o los terceros... somos una gran feria", dice la directora de Fitur. África subsaharianaCuatro nuevos países -Armenia, Azerbaiyán, Níger y Zimbawue- y dos que se han reenganchado a la feria (Letonia y Lituania) completan el cartel de este año. ¿Están todos? "Los deseados están", comenta Larrañaga, que aclara la presencia mayoritaria de países del continente americano y europeo. También gusta Fitur a Asia, África y Oriente Próximo, pero aún queda recorrido para conquistar a los países del África subsahariana. Larrañaga está muy satisfecha de los números que se han barajado en esta edición de la feria. A pesar del cansancio que muestra en su voz, recuerda con rapidez que ha habido "845 titulares y 13.000 empresas", dice. España, como país receptor pero cada vez más emisor de turismo, posee una industria bastante consolidada. Pero por mucho que se diga que la fórmula de sol y playa está agotada, sigue siendo la que más funciona. ¿Es el perfil del turista de negocios el que nos hace falta? "Lo necesitamos todo, con tal de acabar con la desestabilización del turismo. El de negocios nos ayuda bastante, porque los congresos se celebran casi siempre fuera de la temporada estival", señala. Pero con los congresos no son suficientes. El cultural y el gastronómico, entre otros, son igual de estratégicos para mejorar nuestras cifras y nuestros ingresos económicos. Los dos primeros días del certamen, la cifra prevista de visitantes superó el 10 por ciento. Ana Larrañaga se muestra al mismo tiempo optimista y prudente. "Probablemente hemos superado los 100.000", comenta, aunque rápidamente solicita por su tono de voz un cambio de tercio. Concedido. Pasillos llenos de gente. Mucho traje, mucha corbata, muchos tacones y muchas bolsas. Llenas de folletos y todo tipo de merchandising con el que agasajar a los asistentes. ¿Pero qué es lo más fructífero que se puede hacer en esta feria? "Desde luego, los que deciden estar presentes en una feria no buscan sólo un objetivo", comenta. Los contactos, la presentación de novedades, la fidelización de clientes, escuchar e impartir conferencias son algunos de ellos. "También es muy importante para los expositores el contacto asegurado con los medios de comunicación... El fin de todos es vender", aclara. Fitur está recién terminado. Durante el fin de semana la feria dejó de ser sólo para profesionales y se abrió al resto del público, y ayer cerró sus puertas. Un auténtico filón anual para la hotelería y los conductores de taxi de Madrid y alrededores, entre otros sectores. ¿Algún cálculo de los euros que quedaron? Larrañaga acude a la fórmula de la UFI: el volumen de facturación que genera el certamen multiplicado por diez. La respuesta: unos 720 millones de euros.