El estudio antropométrico que hará el Ministerio de Sanidad pretende estandarizar las medidasNo les solucionará los problemas de 'stock' con mercancía europea por su tallaje diverso, dicenmadrid. De "parche" hablan desde el sector de tiendas minoristas del textil cuando se refieren a la nueva propuesta lanzada por el Ministerio de Sanidad y rubricada por los agentes más representativos de la industria y la distribución en España. El primero abordará este año un estudio antropométrico de envergadura que dilucide en qué rango de medidas estándar se mueven las españolas. Los segundos (entre ellos tres asociaciones fabricantes y cuatro grandes distribuidoras) se comprometen a asumir los resultados y aplicarlos en la confección de las prendas.Sin embargo, para los comerciantes minoristas es una prenda que les queda pequeña. Por mucho que se estandarice la ropa que se fabrica en España, seguirán recibiendo pedidos procedentes de firmas italianas o alemanas, que fabrican un tallaje más pequeño que el español, los primeros, y mayor, los segundos.Problema de 'stock'Algo que les crea un problema de gestión de stocks, en la medida en que para una misma clienta, hay que disponer de prendas que en función de cada fabricante pueden llevar tallas muy diversas, explica Hilario Alfaro, presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil. "Llevamos seis años pidiendo la unificación pero a nivel europeo, sólo así se empezaría a solucionar el conflicto de tallas en el que nos movemos", asegura.Y es que pese a que tras el estudio promovido por el ministerio subyace una motivación de salud pública, no hay que olvidar que los minoristas reivindican la homogeneización de tallaje por razones puramente económicas. "El pequeño comerciante sabe que hay tallas de muy difícil salida, como las muy pequeñas, y que directamente no pide", declara Rafael de la Guía, asesor del Gremio de Comerciantes Textiles de Valencia y Provincia. A lo que hay que sumar el efecto psicológico con el que según de La Guía, parecen jugar algunos fabricantes: "Una clienta preferirá vestir una 38 en vez de una 40".Un factor de competitividad que no niegan los propios aludidos. Sin ningún precepto que cumplir al respecto, "las tallas han sido fruto de la interpretación de cada fabricante de acuerdo al mercado al que van dirigidas", admite Ángel Asensio, vicepresidente de la Federación Española de Empresas de la Confección (Fedecon), a la postre una de las organizaciones que se compromete a asimilar las medidas que salgan del estudio antropométrico.Compromiso, que no obligación, remarcan. "El mercado es libre y lo que establece el acuerdo que hemos fijado es un compromiso moral y ético porque entendemos que es bueno para la clientela", dice Asensio. Algo que rubrica otro agente de los firmantes, la Asociación española del género de punto: "Hablamos en todo momento de recomendaciones", dice su secretaria general, Sara Pérez. ¿Conclusión? Que el incumplimiento de este acuerdo sólo conlleva la retirada de su adhesión al mismo. Insuficiente, dicen los comerciantes: "Si esto no se lleva a Europa, por parte de los talleres de producción no existirá obligación real de cumplimiento", dice De la Guía.Algo que por el momento no contemplan desde el ministerio, que declara que "se trata sólo de un primer paso para obtener datos; si no se tienen no se pueden presentar en Europa".Lo cierto es que no sería la primera vez que se intenta unificar tallas a nivel europeo. Por parte de la Asociación Europea de Detallistas Textiles se presentó en el año 2000 una propuesta de estandarización de medidas que proponía un tallaje en centímetros (por ejemplo 88 que corresponde a nuestra talla 44), a la que acompañara dos dígitos más para personas más altas o más bajas. Una iniciativa de la que el sector en España no ha vuelto a saber: "Era de muy complicada aplicación", dice Alfaro. No como ocurrió con el tema del calzado, menos polémico, que consiguió estandarizarse hace unos siete años.