Más de tres millones de norteamericanos realizan en la actualidad alguna modalidad de esta relajación oriental NUEVA YORK. La clase de Astanga vinyasa yoga que todos los lunes se imparte en una conocida cadena de gimnasios en pleno distrito financiero de la Gran Manzana vuelve a estar llena hasta la bandera y es que, entre el frenético estrés laboral y la obsesión por el culto al cuerpo, esta legendaria práctica se ha hecho un hueco en la vida de todos los neoyorquinos y del resto de los estadounidenses. En la actualidad, más de tres millones de norteamericanos practica alguna modalidad de yoga al menos dos veces por semana, una cifra que se dispara considerablemente si se tiene en cuenta que en 2001 sólo 1,3 millones eran asiduos a esta forma de ejercicios físicos y respiratorios, según un estudio realizado por la firma de investigación de mercados Mediamark Research. El mismo informe añade que durante la pasada primavera más de 10 millones de personas afirmaba haber practicado yoga en el último año. Con esta perspectiva no es de extrañar que el dinero que se mueve alrededor de esta doctrina tradicional del hinduismo haya dado lugar a un verdadero segmento de negocio que tan sólo en EEUU mueve más de 2.950 millones de dólares, según informa la revista Yoga Journal. No es de extrañar que grandes marcas como Nike o Fila no hayan dudado ni un minuto en diseñar toda clase de productos para los asiduos a posturas como el perro o la cobra. Entre esterillas, vestimentas de microfibras que permiten la transpiración y facilitan el movimiento o manuales que proporcionan consejos sobre cómo mejorar las posturas son muchas las pequeñas y medianas empresas que han entrado a jugar en la liga de titanes a base de meditación y posturas del loto. Así, Prana, una firma textil especializada en prendas para practicar yoga que fue fundada hace 13 años en un humilde garaje de Carlsbad, en California, fue comprada por la multinacional Liz Clairbone el año pasado, en una clara evidencia de que esta enseñanza hindú ha llegado a las grandes masas. En el momento en que pasó a formar parte de Liz Clairbone, la ventas de Prana rozaban los 30 millones de dólares, según informaba el New York Times.Cultura por el mundoPero no sólo la euforia se traslada a la ropa. La cultura del yoga es toda una realidad que se extiende en todo el mundo. Mismamente, el Yoga Journal se publica actualmente en Rusia, España, Italia y Tailandia, aunque el año que viene tiene previsto su lanzamiento en Hong Kong y Brasil. Por supuesto, el yoga es sinónimo de equilibrio entre cuerpo y mente, además de buena salud, por eso numerosas compañías no han dudado en unir sus marcas a esta práctica. Prudencial Financial ha lanzado su campaña "Vive mucho, Vive bien" con la que pretende vender un mayor número de pólizas de seguros de vida, gracias al empleo de imágenes de una clase de yoga. Ford tampoco ha dejado pasar la oportunidad de subirse al carro de esta tendencia y atraer al público potencial de entre 18 y 24 años asiduos a este ejercicio con anuncios bajo el lema "Vive y Conduce", cuya protagonista es asidua al yoga. Una moda que ha creado tendencia y escuela.