madrid. La intervención de un vigilante privado evitó el pasado sábado que un grupo de delincuentes atracara la finca del joyero catalán Salvador Tous en Sant Fruitós de Bages (Barcelona). No es la primera ocasión que un empleado de una compañía privada de seguridad logra frustrar un robo en el domicilio particular de algún importante empresario o joyero. Pero las peculiares características de este empleo no hacen que sea precisamente agradable para cualquier joven. La ausencia de horarios preestablecidos y el riesgo no son elementos atractivos. Aunque el sector de la seguridad privada en España ofrece puestos de carácter indefinido, un buen sueldo y una formación de 180 horas, en este negocio existe un déficit de 21.000 personas. "Tratamos que nuestros trabajadores tengan una estabilidad en sus puestos de trabajo", asegura Alfonso Tomás, presidente de la Asociación de Empresas de Seguridad Privada (Aproser). Este sector tiene un desarrollo sostenido, y que no está relacionado con el aumento o disminución de los índices de criminalidad en España. Es el crecimiento económico del país quien cubre las plazas vacantes de guardias privados que, según Aproser, son demasiadas, a pesar del incremento del 6,8% de la facturación de este año con respecto a 2005. Un aumento moderado, aunque por primera vez en la historia, las empresas de seguridad privada en España hayan conseguido sobrepasar los 3.000 millones de euros.Mientras más vigilancia se precisa, más trabas hay para ser guardia de seguridad. La regulación actual obliga que para optar a un puesto de seguridad privada hay que ser originario de algún país de la Unión Europea. En 1992 se estableció por ley que los vigilantes de seguridad en España debían ser originarios de nuestro país. Posteriormente se introdujeron algunas mejoras hasta 1999, cuando se concluyó que los habitantes de la UE podían trabajar en el sector. La ley no ha tenido modificaciones desde entonces, a pesar de las peticiones de Aproser. Los inmigrantes rumanos, con suerte, podrán ocupar parte de las plazas vacantes a partir del 1 de enero de 2007. Pero, ¿qué pasa con los demás inmigrantes extracomunitarios? A debate en el CongresoLa mencionada asociación apoyó una iniciativa parlamentaria para modificar la legislación vigente e introducir elementos que dieran más dinamismo al sector. PSOE y PP abordaron el tema y acordaron por unanimidad la modificación. No obstante aún quedan otras dos iniciativas pendientes de presentación por parte de CiU."Antes nos encontrábamos con el guardia civil, ahora con el vigilante privado", afirma Eduardo Cobas, secretario general de Aproser. El sector de la seguridad privada lo componen 1.211 empresas, aunque en activo hay 783. De los más de 120.000 vigilantes habilitados por el Ministerio del Interior, sólo 80.400 estaban en activo. España tiene una gran dimensión en la seguridad privada (hasta 100.000 familias dependen económicamente de la seguridad privada), pero siguen faltando más trabajadores, según cálculos del sector. España tiene la tendencia de poner mecanismos de seguridad en viviendas unifamiliares cuando existe un elevado índice de delincuencia. "La seguridad crece porque cambia el hábitat urbano de nuestras ciudades. La seguridad pública nos delega parte de sus funciones, pero no crece en proporción", asegura Cobas. La seguridad privada aumenta, pero poco. En realidad, es en los centros comerciales, en los almacenes, en lugares como Renfe o el Metro, o en los chalets de las afueras de las grandes ciudades donde se incrementa la vigilancia. El sector tiene que esperar a que ocurra un atentado como fue el 11-S para que aumente la demanda en los aeropuertos, o que exista amenaza terrorista para que en las actividades portuarias haya más vigilancia. El caso es que quien se mete en el negocio, tiene asegurada su plaza. Y los que necesitan vigilancia, no sueltan fácilmente a sus escoltas. "En el País Vasco, a pesar de la tregua indefinida, el número de guardias de seguridad no ha disminuido, como ya se predijo", informó Cobas.Un duro proceso Para lograr el título de personal de seguridad, se requiere una formación previa. Durante seis meses hay que cumplir 180 horas de duras pruebas físicas y teóricas, varios cursos para llevar armas y pasar un examen con la Policía.A juicio de Cobas, uno de los principales obstáculos para acceder al sector de la vigilancia privada es la excesiva burocracia. Por ese motivo, reclama continuamente que se disminuya el papeleo del proceso para reducir el tiempo que se necesita para atraer candidatos hasta este sector.Más complicado es el papel de la mujer. A pesar de la evolución y el constante progreso, sólo el 13 % del personal es femenino. Eso sí, desde Aproser se asegura que, una vez que entran, disfrutan de las mismas condiciones que sus compañeros masculinos, con mismo tratamiento y sueldo.