Busca nuevos espacios: en el LG Wash Bar de París se prueba una lavadora mientras se toma caféModa de costosas firmas o automóviles de alta gama han dejado de estar limitados a una elitemadrid. Atención a todos los interesados en conocer el comportamiento de los consumidores actuales: ha llegado el transumer (o transumidor, traducido al castellano), como lo han bautizado en Estados Unidos. La idea no es exactamente nueva. Consumidores en tránsito ha habido siempre. Es decir, altos ejecutivos, cargos políticos o personas de negocios en general que se pasan la mitad de su vida laboral en aeropuertos, estaciones y hoteles y que buscan oportunidades de compra en estos espacios hechos a su medida: objetos de lujo, normalmente libre de impuestos y comprados de forma impulsiva, debido al poco tiempo del que disfrutan. ¿Dónde radica la novedad? En que ese patrón de comportamiento se está extendiendo a un tipo de consumidor que no viaja, no dispone de un presupuesto tan elevado y que sin embargo sabe que, por primera vez, el lujo y la experiencia de lo efímero también está a su alcance. Las cifras son reveladoras: el gasto medio por norteamericano en experiencias de lujo -viajar, cenar, ir a espectáculos, disfrutar de spas y centros de belleza, etcétera- ha pasado de 11.632 dólares en 2004 a 22.746 en 2005. Un incremento del 95 por ciento de un año para otro. En nuestro país, la consultora DBK vaticina también un comportamiento favorable de este sector que viene mostrando incrementos de facturación en torno al 8 por ciento los últimos años.La moda, como ningún otro sector, ha contribuido a dar forma al fenómeno. Las asequibles colecciones de cadenas como Zara, Mango y H&M ponen al alcance de cualquiera la sensación del lujo como nunca antes se había conseguido. Pero hay más, y en este escenario entra Internet, uno de los mayores catalizadores del transumismo. OneNightStand y Estella´s Wardrobe son webs que ofrecen alquilar costosos vestidos de noche o las últimas creaciones de diseñadores de todo el mundo.El mundo del automóvil también ha sucumbido. Carlos de la Cea es el responsable de Madrid Town Car Service, una idea que él mismo exportó de Nueva York y Londres. Permite alquilar, por módicas cantidades, coches de alta gama con chófer incluido. Tarifas superiores sólo un 10 por ciento respecto a las de un taxi y con la ventaja de disfrutar de un servicio absolutamente exclusivo. Sensación de pertenenciaOtra de las características de estos transumer es su poco apego a las pertenencias. La posesión de las cosas es algo secundario para ellos frente al placer de lo efímero o las sensaciones pasajeras. Algo que precisamente han sabido explotar esos lugares de paso que los acogen. Rejuve es un selecto club dedicado a la salud y el bienestar instalado... en la terminal 1 del aeropuerto de Heathrow. En el de Ámsterdam está Schiphol Weddings, que ofrece todos los servicios que tienen que ver con organización de bodas, incluso se pueden celebrar en el mismo aeropuerto. Nuevos públicos para nuevos espacios. El sociólogo Ray Oldenburg los denominó en la década de los noventa, el tercer lugar: lugares públicos montados como la sala de estar de casa. O peor aún. El LG Wash Bar de París es un café en el que, mientras se degusta el capuchino, se prueba lo bien que funciona una lavadora de la marca. Pero quién ha dicho que un transumer de nuevo cuño no puede viajar también. Atención a uno de los testimonios que recoge eBay en su dossier de prensa: "Lo más increíble que podría decir [de la web] es que ahora mismo podría recorrerme medio mundo, ya que he sido invitado por otros usuarios con los que he hecho transacciones: Reino Unido, Singapur, Alemania...".