Los ejecutivos adquieren entre un 10 y un 30 por ciento; el resto lo piden a bancos o a capital riesgoEn el primer semestre de 2006 se produjeron ocho operaciones de este tipo en Españamadrid. ¿Cuántas veces ha dicho eso de que le gustaría ser su propio jefe pero sin cambiar de trabajo? Puede que convertir sus pensamientos en realidad no sea tan complicado; basta con poner de acuerdo a algunos de los directivos de su empresa y reunir los ahorrillos acumulados para hacer un MBO. Bajo estas siglas se esconde una operación de compra llamada Management Buy Out y que consiste en que unos cuantos directivos adquieren el total o una parte de la compañía en la que trabajan. Son muchos los motivos por los que se produce un MBO, pero hay algunos más habituales: empresas familiares con problemas en la sucesión, multinacionales a las que les pica el gusanillo de la deslocalización o esas empresas que pasan por serias dificultades (no tanto por problemas de gestión como por enemistades entre algunos accionistas). Normalmente la operación funciona de la siguiente manera. Los accionistas adquieren entre un 10 y un 30 por ciento del capital de la empresa. El resto se solicita a las entidades bancarias (que además pueden ayudarle a diseñar la estrategia de financiación de la compra y de las inversiones necesarias para garantizar la viabilidad de la nueva etapa) o se pide la entrada de un fondo de inversión o una entidad de capital riesgo que asuma la parte más grande del pastel. "Los flujos que genera el negocio a partir de ese momento le sirven a los nuevos dueños para devolver la deuda al prestamista", apunta Juan Ignacio Sánchez, profesor de Derecho Mercantil de la escuela de negocios Esade. Sociedad intermediariaLos directivos que capitanean un MBO suelen constituir una sociedad intermediaria cuyo capital se reparte entre ellos y los socios financieros. Esta sociedad es la que a su vez compra la empresa. Con el tiempo, ambas compañías suelen fusionarse. Una operación de lo más habitual en España, a juzgar por los datos procedentes de la Asociación Española de Entidades de Capital riesgo (Ascri). Durante el primer semestre de este año, de las 13 operaciones de capital riesgo más importantes que se produjeron en España, ocho se llevaron a cabo por la fórmula del MBO, cinco de ellas por valor cercano a los 900 millones de euros, incluida la deuda que acompañaba a la empresa en el momento de la compra. Como los 77 millones de euros que supuso el MBO de la empresa de congelados La Sirena o los 65 millones que supuso la operación de Gamesa. Pero alguna de las cifras que se manejan no están claras. Al menos eso es lo que revela un informe reciente de la Financial Services Authority (FSA), que alerta del hermetismo de este tipo de operaciones y los precios elevados que se pagan en ellas. Cualquier sector y cualquier tamaño de empresas son susceptibles de MBO. "No es una cuestión de tamaño, sino de que exista una sociedad no cotizada y un empresario con espíritu emprendedor", comenta el profesor Sánchez. Álvaro Muñoz, socio del bufete de abogados Simmons & Simmons, añade que el cuadro de directivos "tiene que estar muy profesionalizado y tener bastante solvencia económica". Pero todo MBO tiene su cara y su cruz. Frente a la ventaja de la independencia en la gestión o la motivación con la que se afrontan los nuevos derroteros empresariales, están los riesgos propios de cualquier empresario o la imposibilidad de hacer frente a una deuda excesiva por culpa de un plan de negocio poco realista. Y un dato muy importante que debe tenerse en cuenta: "El capital riesgo entra con vocación de salida inmediata y busca rentabilidades de dos dígitos", comenta Juan Ignacio Sánchez. "El directivo debe buscar siempre el inversor más estable, pero eso no es siempre posible. El viaje del capital riesgo es casi siempre de ida y vuelta", comenta Muñoz. Y no pensar en el MBO como negocio especulativo. Meterse en este jardín para ganar mucho dinero y rápido no le compensa.