Es una moda instalada en EEUU que no acaba de calar en Españanueva york/madrid. "Papá, yo lo que quiero es ser director de Primeras Impresiones". Cuando escuche a su pequeño retoño pronunciar estas palabras no deberá llevarse las manos a la cabeza; su hijo le estará diciendo que quiere ser recepcionista. La cosa cambia bastante si le escucha decir que quiere ser Productor de Diferencias. Está de enhorabuena, porque su pequeño querrá ser consejero delegado de una compañía. Apunta maneras. De un tiempo a esta parte, en Estados Unidos se está produciendo un fenómeno al menos sorprendente. Los cargos de las empresas están siendo rebautizados según la percepción que cada empleado tenga sobre sus quehaceres diarios, por lo que las aburridas nomenclaturas al respecto han dado paso a una marea de puestos que, por lo menos, hacen sonreír al ser escuchados. Aunque también los hay que apuntan que no es más que una estrategia maquiavélica de las empresas de repartir moral entre sus empleados, aumentando las letras del cargo sin aumentar la cantidad de la nómina. Así, en Yahoo el cargo de Evangelista de la compañía recae en Heidi Burgett. "Sí, es compañera mía y su cargo es el de responsable de Comunicación Interna. Lo que pasa es que aquí le damos mucha importancia a la marca y al marketing", comentan desde la filial española de la compañía. Vamos, que Burgett se encarga de evangelizar a los empleados e impregnarles de la filosofía corporativa. Hay más casos. Como el de la persona encargada de preparar la junta anual de accionistas de Berkshire Hathaway, la compañía del gurú de las inversiones Warren Buffet. Se la conoce dentro del mundillo empresarial como director del Caos. Al encargado de controlar la página de contactos personales dentro de AOL se le llama CEO del Amor en vez de director de Proyectos. Desde luego hay que reconocer que pese a que muchos de estos títulos suenan a risa es cierto que a través del título del cargo de un trabajo se debe resumir lo mejor posible las tareas y responsabilidades que deberá asumir el titular. Gracias a los puestos rimbombantes se puede determinar si el trabajo estará bien pagado o si deberemos pasar horas delante del ordenador sin derecho a descansar. Algunos altos mandos de empresas como The Rainmaker Group en Bismark, en Dakota del Norte, una compañía especializada en relaciones laborales, no quieren que sus empleados se sientan intimidados al escuchar el temeroso cargo de consejero delegado. Por eso, Chris Young, fundador de la firma, prefiere autodenominarse el Productor de Diferencias. Young, además, anima a sus clientes a encontrar los nombres que definan sus propios cargos. En España aún cuestaAlgo que no parece haber calado demasiado en España. "Yo no lo veo posible, al menos por el momento. Lo máximo que he llegado a ver es un cambio de nombre, el de departamento de Recursos Humanos a Gestión de Personas y Liderazgo, cosa que me parece correcta", aclara Carmen Povedano, al mismo tiempo que se muestra sorprendida por la originalidad de algunos nombres. "Supongo que es algo más habitual en compañías tecnológicas o las lideradas por gente joven", comenta la directora de Consultoría de Capital Humano de Watson Wyatt. Alfonso Jiménez, socio co-fundador de Peoplematters, no se muestra tan escéptico y no descarta que esa moda anglosajona llegue a nuestro mapa empresarial. "Al final es en Estados Unidos donde se crean las modas y nosotros las importamos", dice. Y recuerda cómo los actuales departamentos de Recursos Humanos se llamaban hace no demasiado tiempo Departamento de Personal o Relaciones Industriales. "Una línea aérea, Southwest Airlines, fue la primera que introdujo el concepto Gestión de Personas. Y lo hizo en los años 70, aunque ahora parezca que es algo nuevo", remarca. Por si acaso, quizá sea buena idea guardar un par de tarjetas de visita con su cargo actual. Puede que en unos meses, o en unos años, si las cosas funcionan bien, sea otro Productor de diferencias, esta vez en suelo patrio.