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El nuevo iPhone llega hoy a 21 países: ¿Jobs volverá a hacerlo?



    Gráfico APPLE-COMPUTER

    Con el iPhone 3G que sale hoy a la venta en todo el mundo (en España de la mano de Telefónica), Apple no lanza sólo su producto más importante de los últimos tiempos, sino que dispara directamente a un grupo de nuevos potenciales rivales en un esfuerzo por ampliar su base de clientes de los tradicionales fans de sus productos (aunque sean de gama alta) al mucho más lucrativo mercado corporativo. Y, por supuesto, Steve Jobs está intentando volver a hacer su truco: crear el próximo bombazo en tecnología, como ha hecho durante la última década.

    El año pasado, el lanzamiento de la primera versión del iPhone no fue precisamente insignificante: se formaron colas ante las tiendas días antes de la fecha elegida, y se vendieron 270.000 unidades en el primer día y medio en el mercado. Era la última de una larga lista de victorias para Apple: el iMac, su majestad el iPod o el MacBook han entusiasmado a los consumidores y han llenado de envidia a los rivales de Apple, que tratan de diseñar dispositivos que puedan alcanzar el factor 'cool' o sexy asociado con estos productos.

    Ahora, parece repetirse la excitación del primer iPhone. Hay informaciones de gente acampada en el exterior de las tiendas Apple en Japón y otros países que no han disfrutado de la primera versión del teléfono (como España). Y, lo más importante, el hecho de que la nueva versión sea mucho más rápida y barata puede atraer una fortísima demanda en EEUU, donde muchos potenciales compradores fueron rechazados por el precio original de 600 dólares.

    Como se ha repetido hasta la saciedad a estas alturas, el nuevo iPhone es 3G, lo que le permite una velocidad mucho más alta en la transmisión de datos que la primera versión; de hecho, hoy hasta el Nokia o Motorola más sencillo es 3G, es decir, lo que ha hecho Apple es subsanar un enorme fallo del primer iPhone. Y en EEUU se venderá por sólo 200 dólares la versión de 8 Gigas (en España costará entre 129 y 299 euros, según el consumo mensual al que el usuario se comprometa con Telefónica).

    Con estos atractivos y con la imagen de Apple, lo que Jobs en realidad pretende no es sólo vender muchos más aparatos que con la primera versión del iPhone. Lo que pretende es entrar en un nuevo mercado hasta ahora vedado para Apple: el corporativo, donde el PC y la Blackberry no tienen rival hasta ahora. Para este mercado está concebida la novedad más llamativa del nuevo teléfono: la incorporación del Exchange Active Sync de Microsoft, que permite recibir email desde cuentas creadas por ordenadores PC, algo que no era posible con el primer iPhone.

    No es extraño que el fabricante de Blackberry, Research in Motion, haya pasado al contraataque con el lanzamiento de un nuevo modelo con pantalla táctil (el Thunder) dirigido claramente a competir con el aparato de Apple. Menospreciar la capacidad de Jobs ha costado muy caro a los que lo han hecho en el pasado, como los principales fabricantes de PCs de sobremesa o portátiles, por no hablar de los de MP3 (todavía está en el mercado el reproductor de Microsoft, aunque es difícil encontrar a nadie que sepa cómo se llama).

    La batalla definitiva que demostrará si Apple puede competir con RIM en serio es el de las aplicaciones. Jobs ha creado un mercado online para que desarrolladores independientes puedan vender sus programas para el iPhone. Cuando se presentó el aparato a principios del mes pasado, Jobs cedió la palabra a varios desarrolladores que tenían varios programas preparados para él. Y este jueves hemos visto otra batería de anuncios de nuevas aplicaciones en este mercado, desde juegos hasta herramientas de negocios. Y hasta la firma de capital riesgo Kleiner Perkins Caulfield & Byers ha lanzado un fondo llamado iFund que invertirá en nuevas empresas que desarrollen programas para el iPhone.

    ¿La expectación se traducirá en ventas?

    La clave de todo está en si Apple conseguirá traducir en ventas toda esta excitación que se ha creado sobre su nuevo dispositivo. Los analistas están convencidos de que Jobs volverá hacerlo y que las ventas superarán con creces las expectativas (la compañía espera oficialmente alcanzar 10 millones de unidades este año, y ya lleva 2,4 millones de la versión antigua este año, 6 desde su lanzamiento). No en vano, Apple es famosa por batir holgadamente sus previsiones; una cifra bastante extendida es la de 14 millones de unidades. Algo que no es tan difícil si tenemos en cuenta que el nuevo iPhone se va a vender en 70 países. Así, si el iPhone representaba el 1% de los ingresos de Apple en el año fiscal 2007, los analistas de Oppenheimer creen que puede alcanzar el 20% en 2009, en torno a 8.000 millones de dólares. Y eso, sin contar el efecto que puede tener en las ventas de otros productos de Apple al atraer nuevos clientes a su plataforma.

    El mercado, desde luego, está convencido de este éxito. La acción de Apple ha subido un 185% en los últimos tres meses, mientras que RIM se ha mantenido plano y otros competidores, como Motorola o Palm, han caído arrastrados por el conjunto del mercado. Pero eso es un arma de doble filo: si todas estas grandes expectativas se cumplen, Apple puede volver con facilidad a sus máximos históricos en torno a 200 dólares alcanzados en mayo; pero si fracasa, su hundimiento en bolsa puede ser histórico. Y lo que le faltaba a este mercado era quedarse sin uno de los valores 'seguros': si no se puede confiar en Apple, ¿en quién, entonces?