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La FAO busca recuperar prestigio
La FAO rebatirá las críticas a su gestión en la cumbre de Roma sobre la seguridad alimentaria que se inaugurará con la asistencia de jefes de Estado o de gobierno como Luis Inacio Lula da Silva (Brasil) Cristina Kirchner (Argentina) y José Luis Rodríguez Zapatero (España).
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), muy criticada recientemente por el presidente de Senegal, que la considera ineficaz, tratará durante esta conferencia extraordinaria de reconquistar su posición de líder con la búsqueda de soluciones a la subida de los precios de los alimentos.
"Esa institución es un pozo sin fondo, gasta la mayoría de su presupuesto en el funcionamiento mientras realiza pocas operaciones eficaces sobre el terreno. Debería ser eliminada", sostuvo a principios de mayo el presidente senegalés Abdulaye Wade.
El director general de la FAO, Jacques Diouf, quien también es senegalés, minimizó el ataque de Wade aduciendo que se trataba de una "polémica motivada por razones de política interior senegalesa".
Más críticas
Hace pocos días la secretaria de Estado francesa para los Derechos Humanos, Rama Yade, pidió que se "desmontaran mastodontes; como la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) porque reclutan numeroso personal, gastan mucho en funcionamiento e invierten poco en programas concretos.
La celebración de la cumbre extraordinaria para afrontar la crisis alimentaria sin precedentes y de proporciones globales que afecta al planeta debería devolverle el brillo a la FAO como principal entidad internacional comprometida en la lucha contra el hambre.
Se trata de una ocasión única, histórica para reactivar la lucha contra el hambre y la pobreza. Es tiempo de actuar", reconoció Diouf, quien inició hace más de 10 años una reforma a fondo de la agencia que incluyó, entre otras medidas, un fuerte recorte de personal y la agilización en la toma de decisiones.
Hace doce años, en noviembre de 1996, se celebró en Roma la primera cumbre mundial sobre la alimentación, durante la cual la comunidad internacional se comprometió a reducir antes del 2015 a la mitad el número de personas que padecen hambre en el mundo, estimado en algo más de 800 millones.