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Descubra cómo desenmascarar el nuevo fraude del 'chiringuito' financiero
Pero una cosa es la ficción y otra muy distinta la realidad, y ésta puede resultar mucho más cruel, cínica y cotidiana que aquélla. Riverduero lo ha vuelto a demostrar. El supuesto fraude descubierto en torno a esta sociedad de inversión ha devuelto a la actualidad un concepto que siempre acaba regresando de forma periódica: el de los chiringuitos financieros. Bajo esta coloquial y en apariencia simpática denominación se encuentran en realidad unas entidades repletas de peligro. "Sencillamente, son estafadores", concluye de manera igualmente gráfica y clara la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en un informe titulado precisamente Guía sobre los chiringuitos financieros, editado en noviembre de 2007.
Con traje y corbata
Pero es que es así, por mucho que estas entidades se aparten del estereotipo de timador creado en la gran pantalla. Como indica la CNMV, estos estafadores visten trajes caros y finas corbatas e irradian una imagen de sofisticación e inteligencia amparándose en un lenguaje cargado de tecnicismos financieros y largos circunloquios con los que pretenden impresionar a sus víctimas.
Estos medios se emplean para un fin meridianamente nítido: captar dinero. En este caso, mediante la oferta de servicios financieros. Y siempre con el mismo gancho: la obtención de una alta rentabilidad. De nuevo, el supervisor de los mercados españoles es muy claro al respecto. "La aparente prestación de tales servicios es sólo una tapadera para apropiarse del capital de sus víctimas, haciéndoles creer que están realizando una inversión de alta rentabilidad. Es importante tener claro que los elevados rendimientos que ofrecen no son posibles: sólo son el cebo con el que consiguen que los inversores menos informados o más confiados les entreguen sus ahorros", sostiene la CNMV. Y por supuesto, desarrollan esta actividad sin ningún tipo de autorización por parte de la CNMV o del Banco de España. Sin luz ni taquígrafos resulta más fácil engañar.
Pero precisamente porque no constan en los registros oficiales, los chiringuitos pueden ser destapados. Para ello, la propia Comisión Nacional del Mercado de Valores dispone de una Oficina de Atención al Inversor para atender las dudas financieras de los ciudadanos. Llamando al 902149200 o escribiendo un correo a la dirección inversores@cnmv.es podrá obtener la información que precise en este terreno. Así confirmará si las entidades en las que va a depositar su dinero cuentan con autorización o no.
Ahora bien, ¿cuándo hacerlo? Para empezar, y tal como subraya la CNMV, cuando alguien se ponga en contacto con usted -bien ser por teléfono, correo, correo electrónico...- para ofrecerle una oportunidad de inversión única que le garantiza -esta palabra es clave- una rentabilidad muy superior a la que ofrecen los activos libres de riesgo, que viene a ser la deuda pública. Más aún si esa entidad insiste en sus peticiones, le pide una respuesta inmediata y comienza a ejercer una presión en la que le venga a decir que "está perdiendo la ocasión de hacerse rico". Aunque estos planteamientos -sobre todo el de la alta rentabilidad- sean tentadores, deténgase un segundo y plantéese por qué esa entidad cuenta con los datos que le han permitido ponerse en contacto con usted. O mejor, piense en ese dicho tan español de que nadie da duros a cuatro pesetas. Ya lo sabe, los chiringuitos, sólo para las playas.