Fútbol

China pincha definitivamente la burbuja de su fútbol: su inversión baja a niveles de 2014

  • La Superliga gasta solamente 28 millones de euros este verano
Carlos Tévez, presentado con el Shanghái Shenhua.

EcoDiario.es

El despilfarro del fútbol chino se convirtió en enero en uno de los objetivos a eliminar por parte del gobierno (a través del organismo de la liga nacional, la CSL) del país y seis meses después parece haberlo conseguido. La inversión en la Superliga ha bajado a los niveles de 2014 después de dos años de una intensísima actividad.

Tal y como informa Marca, tomando en cuenta el mercado de fichajes veraniego (el menos importante de los dos, ya que la competición tiene lugar de marzo a noviembre y domina más el de invierno) ha cosechado solamente una cantidad de 28 millones de euros en fichajes, muy por debajo de los 70,5 millones de 2015 o los 140 de 2016.

Las medidas implantadas en el país asiático han tenido efectos inmediatos (reducir el número de extranjeros inscritos en los clubes de 4 a 3 o la obligatoriedad para los clubes con pérdidas, casi la totalidad, de abonar el 100% de lo invertido a un fondo de desarrollo del fútbol nacional) sobre un deporte que ha parado de golpe su hambre de fichajes.

La comparación con 2016 es extremadamente dañina en ese sentido: este verano solo se ha gastado el 20% de lo que se invirtió en el estío anterior, mientras que si se compara con lo abonado en invierno, la diferencia es aún mayor: solo se ha gastado un 6,9% de lo que sí se desembolsó hace tan solo un semestre.

Para muestra, un botón: mientras que en invierno los fichajes más costosos fueron los de Oscar (60 millones), Ighalo (23,3) y Witsel (20), este verano han sido los de Adrián Ramos (12), Modeste (5,7) y Moukandjo (5,5).

Los métodos de proceder de clubes y agentes han sido motivo de discusión en China, país en el que se han llegado a gastar 40 millones de euros anuales en el sueldo de un jugador, como Carlos Tévez. Estas retribuciones altísimas no han tenido la contrapartida esperada de los futbolistas, que en la mayoría de los casos no han correspondido deportivamente con lo esperado y se han tomado este destino como algo 'vacacional'.

En paralelo a esto, han surgido voces por parte de los futbolistas que han querido desmitificar el paraíso chino. Es el caso de Lukas Podolski, que no recaló en la Superliga y sí acabó en el japonés Vissel Kobe: "La SuperLiga china nunca va a ser una competición de élite porque lo que ocurre entre bambalinas no tiene nada que ver con el fútbol. Es tentador que te ofrezcan 15 ó 20 millones de euros por temporada de salario, pero la manera de negociar, con ocho o nueve agentes interfiriendo, me recordó a la de criminales. Así que al final, lo que entra en tu cuenta es significativamente menor de lo firmado por todo lo que se pierde en la oscuridad".

Contra todo esto quieren luchar el Gobierno chino y su liga. Por el momento, aparecen los primeros resultados.