Fútbol
Cristiano Ronaldo, de provocador en Málaga, a humillado por La Rosaleda
EcoDiario.es
Cristiano Ronaldo no tuvo su tarde este domingo en Málaga. El delantero del Real Madrid marcó el 0-1 de su equipo (gol en fuera de juego claro), pero marró el penalti que habría colocado 0-2 a su equipo y, seguramente, habría garantizado los 3 puntos en el casillero merengue. No fue el único momento tenso que protagonizó el delantero portugués. CR7 también tuvo algunas 'enganchadas' con el público de la Rosaleda. Un duelo que acabó venciendo el respetable malacitano. Los espectadores fueron los que rieron los últimos en este duelo entre aficionado y estrella merengue.
El partido comenzó, como suele ser habitual, con todas las miradas (y también las críticas) centradas en el de Flunchal. Apenas hubo arrancado el choque, los pitos y abucheos en su contra comenzaron a lloverle por cada bola que tocaba.
Muchos de esos gritos tenían el sonido que él mismo hizo famoso con las celebraciones de sus goles, ésa que repitió en la gala del Balón de Oro 2014. Ese sonoro 'Uhhhhhhhh' que también canta en su honor el Bernabéu.
Pero esta vez no eran cánticos de alabanza. Eran alaridos de desaprobación. Y como suele ser costumbre, Cristiano se creció ante este tipo de escenarios. Lejos de esconderse, empezó a pedir más y más la pelota, hasta calentar sus regates y filigranas. En un par de ellas logró su objetivo, lo que redobló los gritos de desaprobación.
Gol y gesto retador
Entonces sucedió. Minuto 32. Toni Kroos bota una falta desde el costado derecho de su ataque. Cristiano cabecea solo en el centro del área (solo porque estaba en fuera de juego) y consigue el 0-1. El jugador franquicia del Real Madrid corrió a la banda para festejar el tanto con su liturgia habitual: salto, giro en el aire, extensión de los brazos al caer al suelo y grito al cielo de la Costa del Sol.
"Uhhhhhhhh", retumbó en sus pulmones sin que la Rosaleda esta vez le acompañara en los coros. Un festejo muchas veces repetido por Cristiano al que, en esta ocasión, añadió un extra.
El luso se llevó el dedo índice de la mano derecha al oído. Cristiano había reído el primero y parecía retar a los aficionados que le criticaban, a que siguieran en su actitud, que él seguiría haciendo goles.
Y casi cumplió su amenaza apenas un minuto más tarde. Penalti de Wellington que lanzó el propio CR7 pero que despejó Kameni. Era el turno de la venganza. Los aficionados malacitanos se mofaron ahora del portugués por su error. Empate a risas.
Y el público venció
De ahí en adelante, la tendencia fue la misma. Balón que tocaba Cristiano, abucheos constantes que se hicieron más grandes si cabe después del 1-1 de Albentosa. El central puso la igualada y convirtió el resto del choque en una tortura para todo el Real Madrid y en especial para un CR7 que acabó desesperado. Esta vez fueron los hinchas los que rieron los últimos en su duelo con el tres veces ganador del Balón de Oro.