El día que Cristiano Ronaldo lloró sin cesar en el vestuario
EcoDiario.es
Algunos de los secretos mejor guardados de Cristiano Ronaldo están empezando a ver la luz. El culpable es un periodista español. Guillén Balagué, conocido en el Reino Unido por su trabajo en Sky Sports, publicará en breve un libro con relatos de la vida del vigente Balón de Oro. Algunos de ellos están viendo la luz en la prensa británica. Si ayer le tocó el turno al episodio en el que CR7 y Mourinho casi se lían a puñetazos en el vestuario del Real Madrid, hoy toca otra confesión de vestuario, pero esta vez en el del Manchester United. Así fue el día en el que el actual líder del Real Madrid lloró sin cesar en el cambiador de los 'diablos rojos'.
No ocurrió en Manchester, sino en Lisboa, en el vestuario visitante de Da Luz, el estadio del Benfica que, años más tarde, vería al delantero levantar la Décima para el Real Madrid. Entonces, sin embargo, el luso era apenas un recién llegado a un equipo que todavía dominaba Europa.
La fecha, el 26 de septiembre de 2006. Era un partido de la fase de grupos de la Champions League y Cristiano jugó de titular. No hizo una buena primera parte, cuenta Balagué. Su fútbol estuvo lleno de jugadas individualistas y al llegar el descanso, en la intimidad del vestuario, Sir Alex Ferguson abroncó como pocas veces hacía a uno de sus chicos.
"¿Quién te crees que eres, tratando de jugar tú solo? Así nunca llegarás a nada", le dijo el escocés a un Cristiano entonces todavía en edad casi adolescente, con apenas 20 primaveras en su pasaporte. Aquella última frase atravesó el alma del muchacho. Su reacción fue llorar. Llorar como nunca. Llorar desconsolado. Sin embargo, ninguno de sus compañeros le quiso apoyar o dar ánimos. No. Lo dejaron solo con sus lágrimas.
Río Ferdinand, excapitán de los 'red devils', confirma la anécdota y ratifica que no quisieron decirle nada porque tenía que ser él, Cristiano, quien enjuagase en sus lágrimas su actitud egoísta. "Necesitaba aprender. Era un mensaje de parte de todo el equipo, no solo de Ferguson. Todos pensábamos que necesitaba una lección", confiesa en el libro.
Luego aquella escena le pasó factura en más de una ocasión cuando sus compañeros se mofaban de él antes de los entrenamientos o durante los partidos. Fue un punto de inflexión que ayudó a crecer al portugués.