Fútbol

Un agujero negro en la defensa del Barça llamado Gerard Piqué

    Piqué en un balón dividido con Cabral. <i>Imagen</i>: Reuters

    Javier Martín

    Gerard Piqué regresó ayer en Liga a la defensa del FC Barcelona después de haberse perdido los primeros cuatro partidos del campeonato por sanción. Un retorno esperado (el internacional está llamado a ser el líder de la zaga blaugrana) que se tornó en gran decepción. Ayer el '3' blaugrana se convirtió en un agujero negro para su propio equipo en la goleada (4-1) frente al Celta.

    Tanto es así que falló de forma directa en dos de los cuatro goles blaugrana. El que le dejó más en evidencia fue el 2-0 que anotó Iago Aspas.

    El Barça trataba de sacar el esférico jugado en la medular cuando Piqué se vio con la bola en los pies. En defensa hizo un mal control e intentó corregir el desatino con un despeje en largo que acabó en patada al aire ante la presión de Nolito.

    El esférico salió rebotado y el delantero pudo cabecear la pelota antes que el defensa. Fue una asistencia perfecta para que Aspas, con 45 metros por delante, tuviese tiempo suficiente para pensar qué hacer ante Ter Stegen. Le salió una vaselina de libro. Una cuchara al más puro estilo Raúl.

    Después, en el 4-1 de Guidetti, Piqué también falló. En el inicio de la jugada el delantero sueco no estaba en su zona de influencia. Sin embargo, en cuanto el balón se marchó a la banda derecha, con la basculación de la defensa, Gerard se quedó encargado de su marca.

    Instantes más tarde, Hugo Mallo sirvió un balón al corazón del área. Piqué trató de salir al cruce, pero se quedó a medio camino. Ni consiguió despejar el peligro, ni se quedó para evitar el remate del ariete. El resultado fue otro gol en contra.

    Ambos sus errores más llamativos en una tarde plagada de pequeños desaciertos y que se unieron a los que protagonizaron también otros compañeros. Busquets, por ejemplo, fue otro de los señalados por la elevada presión que ejerció el Celta.

    Acostumbrado a ser un seguro de vida, perdió hasta tres balones en situación delicada los que se nutrieron claras ocasiones gallegas. Tampoco estuvo fino un Messi, incapaz de batir a Sergio pese a los tres mano a mano con los que gozó.

    No fue, en definitiva, una noche redonda para las figuras del Barça y para un Piqué al que se le vio lento y desubicado, mermado quizá por la falta de ritmo en este comienzo de campaña.