Fútbol

Casillas y una noche para olvidar entre errores, pitos y gestos de capitán

    Casillas se lamenta tras un gol del Schalke. <i>Imagen</i>: EFE

    Javier Martín

    No corren buenos tiempos para Iker Casillas. En las últimas semanas el portero blanco ha vuelto a situarse en el centro de las críticas del madridismo por sus fallos en partidos en los que el Real Madrid no ha brillado especialmente. Críticas que anoche, ante el Schalke, se convirtieron en una marea superlativa de pitos contra el capitán blanco y que redoblaron más si cabe al comprobar como participó de forma negativa en tres de los cuatro goles germanos. No estuvo acertado y colaboró a expandir la pandemia del apocalipsis entre unos aficionados que temieron por la eliminación blanca en la competición de la que son reyes. Paradojas del fútbol, si no fue así sucedió, en parte, también por culpa de Iker Casillas, que con dos grandes intervenciones al final del encuentro ayudó a enmendar estos desatinos, aunque no calmó el ánimo de la grada.

    Los errores

    El primero de estos errores llegó apenas comenzado el partido. Minuto 19 de partido. Un balón colgado desde la derecha deja a Fuchs sólo con el esférico dentro del área.

    El mediocampista lanzó un zapatazo centrado que iba directamente al 'muñeco'. Casillas quiso poner los puños y despejar. Y así lo hizo. Sacó los puños y despejó. Sólo le falló la dirección. La bola no se marchó lejos de sus límites. Se metió dentro de la portería.

    Mientras el Schalke celebraba el primer gol del póquer que iba a conseguir, Casillas miraba al cielo y el público le volvía a reprochar su fallo. Comenzaba a expandirse el pánico.

    Minutos después una cesión venenosa de Varane acabó en los dominios de Iker con Huntelaar atento dentro del área a cualquier despiste merengue. Casillas, en lugar de despejar con fuerza el balón, metió la pierna con escasa energía. Su rival le ganó la pelea y la pelota se paseó por la línea de gol mientras Arbeloa salvaba del apuro a su equipo despejando lo que pudo convertirse en el 0-2.

    Un segundo tanto que sí llegó al borde del descanso. En el minuto 39 Huntelaar vio por fin puerta tras otra actuación en la que Casillas no logró despejar un remate seco de Meyer. La pelota quedó blandita a un metro de Iker como una invitación generosa a que su excompañero marcase en el retorno a casa. Y el 'cazador' no perdonó. El Bernabéu redobló las críticas contra su portero.

    Críticas que emergieron con energía en el 3 a 3. Sane lanzó un duro dispare en la frontal y la pelota, con fuerza y un raro efecto, pero centrada, se metió de nuevo en la puerta blanca. Casillas no se movió. Pudo saltar, pero hincó la rodilla. La bola pasó a un par de metros de su posición. 

    Paradas salvadoras al final

    Llovía sobre mojado en un estadio al que no le importó demasiado que su capitán (esta vez sí) salvara a los suyos con dos paradones (a Sane y Howedes) en los últimos estertores de una noche aciaga.

    Las críticas arreciaron con fuerza contra Iker y sus compañeros al tiempo que el portero decidió tirar de brazalete con una intensidad casi nunca vista en él. No al menos dentro del terreno de juego. El equipo merengue se marchaba a vestuarios pero Casillas ordenó lo contrario.

    Reclamó con energía a Cristiano, Isco, Marcelo o Khedira a acudir al centro del campo y saludar al respetable. Fue el momento más tenso de la velada, cuando la 'música de viento' procedente de las gradas acalló incluso al atronador himno de las 'mocitas madrileñas'.

    Así se puso punto y final a una tarde oscura para el madridismo pese al acceso a cuartos de final. Una tarde oscura en la que Casillas fue el villano favorito de su hinchada. "Si la gente quiere pitarme, que me pite. Están en su derecho", concluyó el portero en zona mixta como epílogo del encuentro.