Fútbol
La versión más fracasada de Pellegrini
El partido que anoche jugaron el Barça y el Manchester City era más que un partido para los 'sky blue' y para su técnico, Manuel Pellegrini.
Se trataba de la primera ocasión en los que el segundo equipo de la ciudad (el United siempre ha estado por delante) jugaba unos octavos de final de la competición continental más importante de Europa.
Sorprendente toda vez que la inversión económica realizada en los últimos tiempos no había todavía conseguido cristalizar en algo tan aparentemente accesible como un pase más allá de la fase de grupos.
De ahí la responsabilidad del encuentro. De ahí que la entidad enfocara este choque como una suerte de reválida. La manera de demostrar que este equipo era capaz de dar la talla que se le exige por nombres y presupuesto.
Algo parecido le sucedía al propio técnico chileno, habitual de las gestas con equipos humildes (rozó el pase a la final con el Villarreal y a semifinales con el Málaga), pero también de los fiascos con grandes escuadras. Ayer, para su desgracia, repitió ésta segunda versión. Su versión más fracasada.
Es la que mostró, por ejemplo, en el Real Madrid, cuando cayó con estrépito frente al Alcorcón en la Copa del Rey y en esta misma fase, los octavos de final de la Champions, frente al Olympique de Lyon.
En ambos casos se repitió, en parte, el patrón que ayer mostró el City contra el Barça. Porque en aquellas ocasiones, como en ésta, si algo le faltó al conjunto que entrenaba al 'Ingeniero' fue ambición y ganas de comerse al rival.
¿Recuerdan la primera parte del Alcorcón - Real Madrid, cuando el cuadro alfarero ya le había endosado tres goles a los merengues? ¿O el partido de vuelta, cuando, con Lass de lateral derecho y doble pivote defensivo, el Real Madrid apenas probó las habilidades del arquero rival?
También frente al Olympique de Lyon el Real Madrid se difuminó en la primera parte jugada en Lyon y en la que disputó en el Bernabéu.
Contra el Barça, ayer, el mandato parecía claro: había que mantener la portería a cero en el inicio del choque y eso hizo que el City dejara la posesión al completo al rival. Tanto, que hubo momentos que rozó el 70-30 para los blaugrana. Navas, más que ejercer de extremo, parecía un segundo lateral derecho. Silva y Nasri sólo corrían detrás de los medios culés y la zaga inglesa casi se empotró bajo los palos de Hart.
Una enredadera defensiva que sorprendió en el Etihad Stadium. Ése no era su City. Ni siquiera cuando se midió al Bayern de Guardiola jugó de esta manera. Aquella noche el equipo fue ofensivo. Le metieron tres, sí, pero en el duelo de la vuelta, en el Allianz Arena, el chileno repitió atrevimiento y le salió bien. Hubo victoria y casi pase a octavos como primero. Le faltó un gol. Finalmente el triunfo fue sólo por 2-3.
Sin embargo, nada de aquello se vio contra el Barça. El City jugó atenazado y sólo mostró su cara más valiente (a la vez que desesperada) cuando el colegiado expulsó a Demichelis. Desde ese momento, el equipo empezó a creerse el rol de cuadro desesperado en busca de la victoria. Y casi logra, cuanto menos, el empate, con un puñado de ocasiones entre la que destacó un zapatazo de Silva que atajó Valdés de manera espectacular.
Sin embargo, la reacción llegó tarde. El amago de valentía del City se quedó en puro fuego de artificio y los ingleses acabaron cayendo por un doloros 0-2 que vuelve a dejar al descubierto algunas carencias de un técnico, Pellegrini, encallado, otra vez más, en la piedra de los grandes retos.