Fútbol

Y Xavi se acercó a la mediocridad

    Xavi controla un esférico en un partido de Champions | Reuters


    El FC Barcelona atraviesa su primera crisis seria en lo que llevamos de temporada. "Aquí cada semana se busca una crisis", comentó Gerardo, 'Tata', Martino a principio de curso. Pues bien, la de ahora, es de verdad. Las dos derrotas consecutivas de los culés y, sobre todo, la imagen dada en Ámsterdam y Bilbao levanta dudas que afectan a todos. También a sus vacas sagradas. Aunque sean intocables. Aunque se llamen Xavi Hernández.

    Xavi fue, en el nuevo San Mamés, una sombra de sí mismo. Y no es la primera vez. En el partido frente a los leones el jugador culé protagonizó una curiosa estadística.

    Acostumbrado a ser un hombre al que robarle el esférico es casi milagroso, contra los rojiblancos acumuló un total de ocho pérdidas de balón, una más que la media que acumula esta temporada (lleva 7'25 pérdidas en Liga por partido) y casi tres más de las que acumuló de media el curso pasado (5'5 por partido). Xavi, en Bilbao, fue un coladero al que presionarle surtía efecto.

    El medio campo del conjunto rojiblanco se infló a correr tras la pelota y donde antes el Barça encontraba sosiego frente a la presión rival, esta vez halló descontrol. Xavi no supo qué hacer con la pelota en los pies, sobre todo de tres cuartos de cancha hacia atrás. Porque en la zona de creación ofensiva sí que fue capaz de sacarse de la chistera dos buenos pases para que Montoya crease peligro. Poco más.

    Poco e innecesario porque frente a los bilbaínos, el Barça necesitaba alguien que apoyase a sus zagueros en la salida de la pelota. De hecho, el gol del Muniaín llegó tras una pérdida de balón por un pelotazo de Mascherano. El argentino no quiso dársela en corto a Adriano y decidió meter un pelotazo ante la ausencia, también, de apoyo de mediocampistas. Ahí debería haber aparecido Xavi, pero Xavi no estaba.

    El Tata lo vio y lo cambió en el 77', algo parecido a lo que sucedió en Ámsterdam, cuando Xavi también se marchó al banquillo antes de tiempo. Lo raro, quizá, es que esté jugando de titular día sí, día también.

    El declive del segundo capitán culé es una realidad desde que el curso pasado empezaran sus problemas físicos. Del Bosque ha reconocido que, con la selección española, debe tener cuidado y dosificarle al máximo, porque es "más importante que el seleccionador". Él ya quiso dejarlo en 2012, pero el técnico le convenció para no dejar 'La Roja' al menos hasta el fin del mundial.

    Sin embargo, y pese a que Tito Vilanova ya le dio descanso, esfuerzos como el de la Copa Confederaciones y la ausencia de descanso y pretemporada se han dejado notar en un futbolista que a sus 33 años (hará 34 en enero) empieza a sentir como necesita algo de pausa para coger energías y volver a ser el de antes.

    Para colmo, el nuevo método de juego del Barça (más pendiente de los balones en largo) le hace desgastarse más de lo normal. Antes apenas necesitaba un par de metros para presionar o para conducir la pelota del medio a la delantera. Ahora las transiciones son más largas y sus esfuerzos, también.

    Falta de fondo físico que se nota en una falta de confianza y, por extensión, en rendimiento irregular que lo acerca a la mediocridad. Hoy Xavi no es el que era. Y lo peor para el Barça es que cuesta creer que volverá a ser el de siempre.