Fútbol

La gestión del caso Benzema se convierte en un problema para Ancelotti

    Escudero trata de frenar a Benzema en el partido de ayer | EFE


    Karim Benzema se ha transformado en un asunto delicado para el Real Madrid y especialmente para su técnico, Carlo Ancelotti.

    El futbolista francés volvió a protagonizar frente a Getafe un partido de esos que nadie se explica. Intenso en sus movimientos y combinativo desde la zona de la mediapunta, se le vio desganado y sin fuerza cuando su posición rondaba el area defendida por Miguel Ángel Moyá.

    Falló dos goles cantados (uno de ellos a puerta vacía) y se reservó en un par de sprints claros, acciones que provocaron el enfado del público del Bernabéu. Cuando todo el estadio blanco pensaba que Karim seguiría sobre el terreno de juego (sacarlo era arriesgarse a que se volviera a ganar una pitada), Ancelotti decidió retirarlo del césped por el joven Morata.

    El feudo merengue se dividió entonces entre la ovación atronadora y los silbidos intensos. Hubo lo que en el toreo se llama división de opiniones, aunque más de uno de los que le aplaudía lo hacía más como forma de ánimo al chaval que como verdadera admiración por lo que había visto en el terreno de juego.

    Un sector amplio de los socios cambió su habitual disfraz de afición indulgente para ser generoso con el galo. Saben que es el único nueve de referencia que les queda y que los palos, lejos de lo que suele ser habitual, no van con él. Mejor probar con la zanahora.

    Benzema, mientras tanto, se marchó cabizbajo y con las ideas más confusas de lo que se le suponía al arrancar el partido. Fue titular contra el Getafe después de haber marcado dos goles frente al Galatasaray.

    Se suponía que era el día perfecto para recuperar la racha, pero ni por esas. Cada vez que el galo pisa el césped de Chamartín, las luces se le apagan y el mundo se le echa encima. Y eso, insistimos, que Karim no juega mal. No es un tronco que dambula por el área. Más al contrario, facilita el trabajo de sus compañeros. Pero llevar el nueve a la espalda implica marcar goles. Y si no los hace, llegan las críticas. Eso y su actitud fría en ocasiones es lo que le condena.

    Mientras, más de uno se sorprende de cómo está llevando su 'melancolía' un Ancelotti que parece no estar teniendo tacto suficiente con los cambios cuando del francés se trata.

    Lo ha sustituido en todos los partidos de Liga jugados en el Bernabéu, incluso en partidos (como frente a Athletic y Getafe) que ya estaban encarrilados cuando el jugador se fue del césped.

    Más de un compañero cree que otros podrían haber sido los sacrificados, de tal forma que se hubieran evitado los pitos y, quizá, podría haber llegado algún gol del francés en los 20 minutos en los que suele quedarse lejos del terreno de juego.

    El técnico italiano, entre tanto, defiende sus deciones afirmando que Karim tiene personalidad. Que no se dejará amilanar por este tipo de episodios. "Ha hecho un buen trabajo en el primer tiempo pero no ha tenido muchas ocasiones de marcar y en el segundo los movimientos fueron buenos, ha tenido oportunidades pero no marcó, por eso le he cambiado. El trabajo fue bueno y el público al final ha aplaudido cuando ha salido. La reacción fue buena", analizó en sala de prensa.

    No lo vio igual Di María. El argentino sí que escuchó pitos y, de paso, lanzó un dardo a la afición del Real Madrid: "Los pitos a Karim han sido feos; Morata falló y no le pitó nadie", comentó en zona mixta.

    Él y Arbeloa salieron ayer a defenderlo durante el partido y tras el choque. El objetivo es que el crack francés no se enroque en la depresión que lo tuvo más fuera que dentro del campo en su primera temporada como jugador merengue.

    Mientras, Morata y Jesé presionan desde atrás. El primero lo hace con intensidad aunque, por ahora, sin acierto de cara a la meta rival. El segundo, con gotas de calidad en los escasos minutos que juega. Ayer, frente al Getafe, provocó la expulsión de Michel. Rivales que por ahora esperan hacerse con el puesto de un Benzema sumergido sus propias circunstancias. Casos de complicada gestión para Ancelotti y el resto de la entidad blanca.