Fútbol

La rebeldía de Bale: lesionado para el Tottenham pero entrenando con Gales

    Bale se entrena con la selección de Gales. <i>Imagen: EFE</i>


    Mientras el Tottenham jugaba este sábado el partido de presentación del equipo contra el Espanyol, Gareth Bale viajaba hasta Cardiff para concentrarse con su selección. Vilas-Boas justificó su ausencia diciendo que todavía arrastraba "problemas médicos". Sin embargo, en menos de tres días, el galés ya se ejercita sin que, aparentemente, se resienta de la presunta lesión que dice tener.

    Un episodio más del culebrón de Bale a quien le importa cada vez menos mostrar su rebeldía negándose a entrenar y a jugar con el Tottenham pero haciéndolo, en cambio, con la selección de Gales. Aunque estuvo al margen del grupo, el extremo zurdo se ejercitó en las instalaciones de Dragon Park durante 40 minutos junto al preparador físico. No entró en el entrenamiento junto con sus compañeros de selección pero sí se le pudo ver tocando balón y esprintando.

    Lejos de las órdenes de su club Bale se muestra más relajado y accesible. Llegó al hotel de concentración conduciéndo él mismo (cuando en los últimos días siempre lo hacía su hombre de confianza) y hasta entrar en las instalaciones tuvo tiempo de pararse para saludar a algunos periodistas que le esperaban aunque no les confesó nada sobre su futuro. Mientras que a los entrenamientos con su equipo llega tarde y a regañadientes bajo la amenaza de ser multado si no se presenta, a la concentración con Gales lo hizo de manera puntual y con una sonrisa.

    Bale acude a la concentración con su selección sin haber jugado ni un sólo minuto con el Tottenham, algo que no le ha gustado nada a su presidente, Daniel Levy, un duro negociador que está convirtiendo el fichaje en una auténtica pesadilla para el jugador. Por esto mismo, la llamada de la selección ha sido como una vía de escape para el gales que se despeja así de la presión a la que está sometido en Londres.

    Aunque Bale no quiso hablar con sus actos los dice todo. Su único deseo es acabar vistiendo la camiseta del Real Madrid y para ello va a continuar con su rebeldía. Jugar este miércoles contra Irlanda supondría declarar la guerra abierta a Daniel Levy, el testarudo presidente del Tottenham.