Fútbol

El día que Abidal traicionó la confianza del Barça

    Abidal, durante la rueda de prensa de despedida | Reuters


    El caso Abidal empieza a enredarse más de la cuenta. El defensa francés ex del FC Barcelona sigue insistiendo en que el conjunto culé lo ha decepcionado, casi traicionado, después de no haberle renovado como él esperaba. Mientras, en el Camp Nou guardan silencio.

    En la Ciudad Condal no quieren alzar la voz y revelar las verdaderas razones por las que no renuevan al jugador. Aunque nada se ha dicho de forma oficial, todo apunta a que en el Camp Nou no lo ven apto para la práctica deportiva. Pero aún hay más. En este nuevo juego de intereses cruzados, Abidal no es el único que se siente traicionado por la otra parte. Tambiél el Barça ha asistido algo molesto a algunas actitudes del jugador culé.

    Corría el mes de octubre de 2012. Abidal seguía mandando signos positivos. Apenas seis meses antes, el defensa del FC Barcelona había visto como se le había trasplantado el hígado. En el club sonreían. Parecía que recuperaría cierta normalidad física después de una operación más que agresiva, la segunda en apenas un año para combatir su cáncer, la enfermedad que le estaba amenazando la vida.

    Abidal estaba siguiendo un riguroso plan para ponerle a punto de cara al que era su gran objetivo: volver a jugar al fútbol. Algunos médicos lo vieron como un imposible, pero él, tozudo, quería demostrar que no sería suficiente para apartarlo de su sueño, el de vestirse de corto de nuevo y jugar con el Barça algún partido más.

    Fiel a su actitud luchadora, Abidal entrenaba de día y de noche. Cuando hiciera falta y dónde hiciera falta. Incluso en las montañas, si era necesario. Y es que el Valle de Arán se convirtió en el escenario en el que el jugador empezó a ponerse a punto junto con Emili Ricart, el preparador físico de confianza de buena parte de la plantilla. El mismo que hace apenas unos días ha sido despedido por motivos totalmente distintos.

    En aquellas jornadas por los montes, Abidal se esforzaba de todas las formas posibles. Sin embargo, y pese a esa mejoría, en el club seguían pensando que no volvería a jugar. Que al menos no al nivel que se le exigía al Barça. Había fe en su recuperación como un civil más, pero no en su recuperación para volver a ser un deportista de élite, y más del tipo de élite que requiere el Barça.

    Fue entonces cuando el jugador decidió dar un paso al frente y mover sus propias piezas. Tal y como revela Emilio Pérez de Rozas, periodista de El periódico de Catalunya, Abidal decidió llamar por su cuenta y riesgo a las cámaras de TV3, la televisión pública catalana, para que lo grabara y emitiera un reportaje sobre su recuperación. Lo hizo a espaldas del Barça. Sin su permiso.

    El objetivo, cuenta Pérez de Rozas, era presionar al Barça para que se vendiera al público la imagen de que el milagro era posible. Que Abidal estaba cerca de jugar al fútbol al máximo nivel.

    El gesto en el Barça no sentó nada bien. Se tomó como una suerte de traición. El francés se la había jugado para crear un debate público en el que lo emocional de su caso se pondría en contra de la decisión que empezaban a madurar en el club culé. Ya por entonces los miembros de la dirección deportiva creían que lo mejor sería no renovar al futbolista y ofrecerle un puesto en las categorías inferiores.

    Aquello fue el principio de una cadena de actos por parte del jugador que se interpretaron como ramalazos de egoísmo por parte de Abidal. Su recuperación era importante, pero su deseo de renovar por encima de todas las cosas sorprendió en la Ciudad Condal. Tanto, que más de uno se pregunta por Barcelona donde quedaron aquellas declaraciones en las que el futbolista dijo haber vendido sus coches tras la primera intervención quirúrgica a la que había sido sometido.

    Ahora, lejos del Barça, Abidal insiste en su mensaje contra la decisión del club y habla del interés de varios equipos por hacerse con sus servicios. Bayern, Olympique de Lyon o Mónaco son, según sus palabras, los equipos que lo quieren, aunque por ahora nada se sabe de ofertas en firme.