Fútbol

Mourinho, su insistencia en Pepe y las ausencias de Özil

    Pepe celebra un gol con Mourinho esta temporada | EFE


    A José Mourinho se le acumulan los problemas. En el de la portería, aún no sabemos cuál será su reacción. Con Casillas a punto de reaparecer, deberá decidir entre el capitán o Diego López. Cosas de ser portero. Este dilema, sin embargo, parece tenerlo más fácil en su otro gran quebradero de cabeza. La presencia de Pepe está garantizada en el once blanco día sí, día también. Da igual si lo tiene que hacer en una posición que no es la suya o si tiene que desplazar a Sergio Ramos al lateral derecho. Lo importante, partido tras partido, es que Pepe juegue. Algo que contrasta con otro de los movimientos que Mourinho empieza a repetir con frecuencia. Özil, al contrario que el defensa portugués, se ha convertido en un habitual del banquillo blanco.

    Este giro recuerda al que hace ya dos temporadas tomó el portugués cuando, en las previas de los partidos contra el Barça, Pepe emergió en una posición, la de mediocentro, que no era la que estaba habituado. Su misión, básicamente, parar como fuera al enemigo. Misión, por cierto, que sólo pareció funcionar en la final de la Copa del Rey, cuando, aquella vez sí, frenó las internadas de la media culé. Salvo en aquella ocasión, en el resto, agua.

    Un fracaso que, sin embargo, parece no haber hecho mella en el deseo de Mourinho de colocar a su compatriota por delante de la zaga ¿Qué amenaza podría mover a 'The Special One a dar semejante paso? Ninguna. O mejor dicho, una, pero que nace de las filas blancas. Se trata de Varane.

    La irrupción del galo durante el periodo de tiempo en el que Pepe ha estado lesionado ha sido tan potente, que Mourinho no ha podido sentarlo de nuevo en el banco cuando aquél se ha recuperado. La solución más lógica, al menos siguiendo la trayectoria de equipo, parecía que Pepe siguiera su turno en la suplencia. Sin embargo, Mourinho no lo ha permitido, aunque para ello haya tenido que realizar movimientos pocos habituales.

    Dos son los fundamentales. Uno, colocar a Pepe de mediocentro. El sábado, frente al Mallorca, lo hizo junto con Modric en la medular. La dupla apenas tuvo éxito. De hecho, el Real Madrid se marchó al descanso perdiendo por 1-2 sin que ninguno, ni el croata, ni el portugués, estuvieran demasiado finos.

    El otro movimiento también se vio el sábado. Consiste en desplazar a Sergio Ramos al lateral derecho, sacrificar a Arbeloa y hacer que Pepe y Varane jueguen como centrales. Aunque esta opción parece la más plausible, son muchas las voces que ven en Ramos una pieza básica en el centro de la zaga y no en el lateral, donde su aportación parece bajar.

    Pese a ello, esta alternativa parece la que tomará el técnico blanco en los próximos partidos, fundamente porque el rendimiento de Arbeloa, en los últimos choques, sí que está dejando que desear.

    Mientras, en el extremo opuesto, se encuentra Özil. Pese a que el alemán fue una pieza clave en partidos como el disputado en el Camp Nou en la vuelta de las semifinales de Copa, o en Old Trafford contra el Manchester United, Mourinho decidió sentarlo en el banquillo frente al Mallorca.

    Cuando el mediapunta salta de inicio, se convierte en el jugador más sustituido de la temporada, con diecisiete ocasiones en las que ha dejado el campo después de haber sido de la partida. Curiosamente, cuando ha saltado desde el banquillo, su aportación casi siempre ha sido clave para remontar los partidos. De hecho, el sábado, frente al Celta, su recital de pases y asistencias fue uno de los elementos clave para que los blancos pasaran del ya citado 1-2 al 5-2 con el que se cerró el choque.