Fútbol

Sergio Ramos confirma la ley de Mourinho: el que critica va al banquillo

    Sergio Ramos se lamenta durante un partido de Liga | Reuters


    La victoria del Real Madrid frente al Manchester City en el debut de la Champions (3-2) estuvo rodeada de sucesos extradeportivos acontecidos antes, durante y después del choque. Una de esas noticias previa al duelo fue la suplencia de Sergio Ramos. Su presencia en el banquillo para no jugar ni un sólo minuto confirmó la ley de la mano dura que maneja Mourinho ante las disensiones externas en el vestuario merengue: el que habla o hace algo en contra de su voluntad acaba castigado con la suplencia.

    No es la primera vez que el de Camas termina probando la metodología de 'The Special One'. Ya en su primera temporada al frente del Real Madrid, el defensa merengue se perdió de forma sorprendente el duelo que midió al Real Madrid y al Espanyol.

    Lo hizo después de que Ramos protagonizara varios actos contrarios al criterio de su jefe. Así, semanas antes, el sevillano se atrevió a lanzar un penalti frente al Athletic en contra de la voluntad del preparador luso. Las cámaras captaron al entrenador, entonces sancionado, gritando a su banquillo: "¿Por qué lo ha tirado Ramos? ¿Por qué?", insistía.

    Un puñado de días después, antes de jugar frente al Zaragoza en la Romareda, el luso aprovechó para lanzar un dardo a su futbolista cuando explicó que la lesión de rodilla que sufría y que le había dejado fuera de la convocatoria no era el único motivo de su ausencia. Aunque hubiera estado bien, aquel día Arbeloa habría sido titular.

    Ya la temporada pasada la situación se repitió cuando sus palabras tras el Clásico de Copa le costaron caro.

    "A veces no se aciertan con los cambios", dijo el defensa en zona mixta sobre cómo se había afrontado el choque después de los goles del Barça. Aquel dardo envenenado a Mourinho acabó en una sorprendente suplencia un puñado de días después cuando se perdió el partido en casa frente al Zaragoza para sorpresa de la grada. Cierto es que había sido expulsado en el partido previo (la vuelta de Copa) por doble amarilla, pero aquella roja, al no ser directa, no le impedía jugar en Liga. Fue una suplencia-castigo por los últimos actos del central andaluz.

    Últimos episodios tensos

    Así, Ramos se ha convertido últimamente en uno de los más críticos con Mourinho y su forma de actuar. De manera intensa de puertas hacia adentro ("A unos compañeros no los señalas pero a otros sí") y también hacia afuera. Así, el internacional español fue el único que, tras caer en Sevilla, no acató las críticas del entrenador. Pepe y Marcelo aceptaron la reprimenda. Él no: "Aquí, cuando perdemos, perdemos todos, jugadores y entrenador", dijo. La consecuencia: su suplencia.

    No es el único factor que ha tenido consecuencias en este proceso. Tal y como contó EcoDiario.es, Ramos y Benzema son los dos jugadores del Real Madrid a los que Mourinho ha acusado de no hacer una buena pretemporada basándose, sobre todo, en su falta de actitud.

    Los otros castigados

    La lista de hombres castigados con suplencias por José Mourinho tras actos de 'indisciplina' es amplia. Ramos no es su único miembro. Así, Cristiano Ronaldo, Casillas, Pepe u Özil han probado la medicina del luso. El primero no jugó ante el Sporting de Gijón en el Bernabéu, en 2011 por criticar el estilo de juego merengue tras el Clásico de Champions del Bernabéu. "Yo hago lo que puedo, pero si no me llegan balones por el estilo de juego, no puedo hacer nada más", dijo. Consecuencia: 'banquillazo'.

    Casillas, por su parte, probó las mieles de la suplencia en el trofeo Santiago Bernabéu cuando, tras su llamada de perdón Xavi, el entrenador consideró este gesto una desautorización de sus métodos. Aquel día, el capitán tuvo que levantar el trofeo de campeón con la sudadera de suplente puesta.

    Pepe y Özil, por su parte, tuvieron también la pasada temporada su ración de suplencia frente a Racing de Santander y Levante por críticas al juego del equipo. Ejemplos de cómo Mourinho impone sin contemplaciones su ley. La de no llevarle la contraria en ningún momento.