Fútbol
Piqué y Puyol dejan de ser la pareja perfecta para ser la pareja de las pifias
Todo comenzó ante el Zaragoza. Por fin volvían a estar juntos. Piqué y Puyol volvían a ser pareja de hecho en el centro de la defensa del FC Barcelona después de mucho tiempo sin juntarse en un terreno de juego. P&P o la Pareja Perfecta fue, además, clave en aquel partido. Ambos marcaron y rayaron a un gran nivel. Guardiola respiró. Sus centrales titulares regresaban tras mil y un experimentos en defensa y lo hacían para mantener la racha. Con ellos juntos, el Barça no conocía la derrota. Hoy, cuatro meses después de aquello, todo ha cambiado. Piqué y Puyol han cambiado. Sus fallos en los últimos partidos los colocan en el disparadero culé. P&P ya no son la paraje perfecta, sino la pareja de las pifias.
Pifias que se convirtieron en errores superlativos el pasado sábado en el encuentro que los culé perdieron contra Osasuna. Aunque la mayoría de miradas se centraron en el centro del campo alineado por Guardiola (Mascherano, Sergi Roberto y Thiago), los centrales de la Selección Española estuvieron horribles y sus errores condicionaron, en gran medida, el resultado final.
De hecho, el primer gol de Lekic fue una concatenación de fallos de ambos futbolistas. Primero Puyol no llegar rápido al pase que deja sólo al serbio. Éste, por su parte, se había colado ya a la espalda de Piqué sin que éste guardase correctamente su posición.
En el segundo tanto también ambos tuvieron protagonismo negativo. La jugada arranca en un pase a Raúl García que se cuela entre las piernas de Puyol. El jugador navarro metió el balón al área y entre Piqué y Dani Alves emergió de nuevo Lekic para hacer el segundo tanto. La culpa fue del español, incapaz de reaccionar al cambio de ritmo del ariete.
Ya en el tercer gol, Piqué volvió a estar lento y no llegó con solvencia a taponar el tiro que supondría el 3-1 (más tarde recortado por el gol de Tello).
Piqué: 'annus horribilis'
Piqué es, de hecho, el jugador de la zaga culé que en peor estado de forma se encuentra puesto que a estos tres errores hay que sumarle una gran reiteración de fallos en los últimos partidos.
Ejemplos: Ante el Valencia, en Mestalla se quedó descolgado de la zaga y permitió que Jonas marcara el 1-1 sin estar en fuera de juego. Ante el Real Madrid, en el Camp Nou, un mal pase habilitó a Benzemá para que marcara el primer tanto blanco del partido. En la ida, en Madrid, no supo frenar el tiro de Cristiano Ronaldo que adelantó a los blancos. En Liga, su posición también invalidó el posible fuera de juego de Benzemá en el rapidísimo gol merengue. Suma y sigue... que viene de lejos.
A principios de temporada, Guardiola lanzó un mensaje de advertencia al futbolista después de su falta de profesionalidad. Al técnico no le gustó la manera descarada con la que el zaguero forzó una quinta amarilla que le pudo dejar precisamente fuera del Clásico liguero en el Bernabéu. Además, en sala de prensa, usando a Cuenca como excusa, lanzó un dardo al central por cómo gestiona su vida privada.
Desde luego no está siendo su año. Para colmo, ayer sufrió un accidente de tráfico cuando un autobús destrozó la puerta de su flamante Audi Q8.
Puyol y sus problemas físicos
La de Puyol tampoco está siendo su temporada. El veterano defensa comenzó la temporada lejos del Camp Nou por problemas físicos. Apariciones y desapariciones constantes que parecían haber encontrado regularidad en los últimos partidos. Por fin se veía al 'Puyi' de otros partidos. Hasta se atrevía a ser clave y decisivo. Sus goles al Valencia y al Real Madrid en Copa fueron vitales para la clasificación culé en la final.
Sin embargo, ante Osasuna, falló y evidenció que, pese a ser un jugador habitualmente dotado en lo físico, a él también le pesan los partidos. Más si cabe si Guardiola no le concede descanso. Las ausencias barcelonistas impiden que el capitán pueda tomarse ni un minuto de relax y eso ha propiciado que se le viera lento ya no sólo en el duelo ante los navarros, también ante el Villarreal en Liga o el Real Madrid en Copa.
Para colmo, ha perdido su condición de talismán. Con él en el césped, el Barça no conocía la derrota. La del sábado en el Reyno de Navarra rompió la racha de un Puyol menos muralla que en temporadas anteriores.