Fútbol

Revolución Özil: de fiestero transferible al hombre del futuro en el Real Madrid

    Özil, durante un reciente duelo en el Bernabéu | EFE


    Los milagros existen. Los deportivos, se entiende. En el Real Madrid, para ser más exactos, los milagros juegan al fútbol y lo hacen como los ángeles. Milagros con nombre de futbolista hasta hace unos días despreciado: Mesut Özil. El alemán ha pasado de convertirse en un hombre prescindible en el conjunto blanco a ser el líder indiscutible de sus últimos grandes partidos.

    Una resurrección que confirmó en el Camp Nou, ante el FC Barcelona y en Copa del Rey. Suya fue la manija del Real Madrid y de sus botas nacieron las mayores oportunidades de peligro para los blancos.

    Parecía otro. No era el que se marchó señalado por la directiva del Real Madrid a finales de año. No era el mediocampista al que Mourinho castigó con el banquillo en el último partido de 2012 y al que relegó al banquillo frente a los culés en la ida del Bernabéu.

    Un estadio que recibió ese gesto como una renuncia a sacar lo mejor que tiene el Real Madrid. Y en los pocos minutos que jugó demostró por qué debe liderar este Real Madrid. Ahí comenzó a consolidarse un cambio que ya es indiscutible: Özil es un fijo en las alineaciones del Real Madrid. Lo será el próximo sábado en el Coliseum Alfonso Pérez. Lo será para el tramo más importante de la temporada.

    Rabia y fútbol

    ¿Qué ha cambiado? Según él, su actitud ante el terreno de juego y el reto que se le ponía por delante. "Las críticas me han hecho más fuerte", afirma este jueves en una entrevista en la revista alemana Kicker. Críticas entre las que se encuentran las del propio José Mourinho, que le condenó y le alentó a remontar el vuelo.

    "Habla mucho conmigo y me apoya totalmente. Me da la confianza de que soy un jugador importante para él y para el equipo. Y le estoy agradecido por ello, porque también necesito eso para mejorar mi rendimiento", dice el germano.

    Confianza, todo sea dicho, forzada por las circunstancias de un Real Madrid que debía, en los últimos partidos, buscar la portería rival y remontar, en Barcelona, una eliminatoria más que adversa. Sea como fuere, lejos quedan los tiempos en los que las filtraciones del luso hablaban de un jugador apático al que se le señaló como máximo culpable del fiasco en Liga contra el Barça.

    Quizá el fiasco llegaba de aquel que le ordenó jugar contra el Barça persiguiendo figuras culés, más que centrándose en crear el peligro en la portería de Víctor Valdés.

    Aquello abrió las puertas de una posible venta en verano. Al Real Madrid no le importó filtrar la opción de ponerlo en el escaparate siempre que sacara por él buena tajada (costó 15 millones de euros y podría venderlo por 40). La afición, sin embargo, no quería ofrecerlo y ponía por delante a jugadores como Kaká o Carvalho en una futurible operación salida. De hecho, Mesut era el último de la lista. Nadie quería verle lejos de Madrid.

    Una confianza que él se ha encargado de devolver a base de fútbol eléctrico y de clase. Hoy más que nunca se han olvidado sus posibles malas prácticas nocturnas. Hoy más que nunca es el líder que necesita un Real Madrid inclinado con hacerle líder del proyecto de futuro merengue.

    Cierto es que esto es fútbol. Todo puede cambiar en cinco minutos. Pero mientras, Özil aprovecha su buen momento de forma para hacerse indispensable en el Real Madrid y, de paso, declarar amor eterno a los merengues.

    "Me quiero retirar aquí", afirma. Si es para seguir haciendo crecer su estrella, más de un madridista estará esperando que el club redacte inmediatamente el contrato que haga eterno este matrimonio entre su nuevo jugador bandera y el equipo de sus amores.