Fútbol

Las técnicas de presión de Lass y Mahamadou Diarra para forzar sus salida del Real Madrid

    Lass Diarra en uno de sus últimos partidos con el Real Madrid


    Comparten apellido y posición. Comparten lengua y color de piel. Comparten equipo. Comparten eso y algo más. Las similitudes entre los dos Diarra del Real Madrid son evidentes, pero en las útlimas semanas ha trascendido a un aspecto preocupante según el equipo blanco. Ambos se han convertido en la 'Quinta Columna' del vestuario, movidos, los dos, por su frutración personal que les invita a sufrir lesiones anómalas y a extender suspicacias internas.

    Los dos mediocentros ya no cuentan para Pellegrini. Mahamadou lo hizo desde el principio. Ya en verano tuvo colgado a su espalda el cartel de transferible. De estilo rudo y poco táctico, de claro corte 'capelliano' (el italiano fue su mentor en el Bernabéu), no casa con las ideas del chileno y menos con las de Florentino.

    Las dudas tras su lesión de rodilla el pasado año impidió una posible venta jugosa para las arcas merengues. La Juve llegó a poner 10 'kilos', el Madrid pretendía, por el contrario, recuperar 20 de los casi 24 que pagó en su día por él al Olympique de Lyon.

    La operación no se cerró y el de Mali siguió luciendo el 6 blanco. La temporada ha pasado de forma anecdótica ante él y su enfado ha ido creciendo cada día más hasta estallar en forma de comentarios polémicos y privados a la prensa francesa y rajadas junto a sus compañeros sobre su situación:

    "Yo llevo once meses, un año, sin jugar. Aguanta 22 días y ya está", le comentó el pasado fin de semana a Granero en una tertulia captada por Cuatro tras conocer que el canterano sería, de nuevo, el descartado por Pellegrini.

    La escena no ha gustado en un Real Madrid que ya sufrió un episodio similar en 2007, cuando Diarra, Ronaldo y Cassano criticaron a Capello por su reiterada suplencia. "Tú y yo siempre", le dijo el africano al brasileño entre risas y mofas.

    Lass, sus lesiones extrañas y el Mundial

    Lo de Lass es diferente. Él sí que gustó a Pellegrini en el arranca de temporada. Parecía una versión mejorada de Makelele. Goleador incluso, el francés se hizo fijo junto a Xabi Alonso hasta que le picó la mosca de la vanidad. Eso y las fiestas, aseguran, que pesaron demasiado en su rendimiento.

    Lass quería un mejor contrato y eso también se notó, tanto que su técnico, hacha en mano, no dudó en cargárselo durante un par de partidos. Ahí comenzó todo. El jugador comenzó a sufrir lesiones de sorprendente metamorfosis que tan pronto aparecían en el parte médico como la dolencia A, como al día siguiente se convertían en la dolencia B.

    Actualmente Lass sigue sin aparecer en las alineaciones merengues aquejados de un dolor de espalda que sólo el dice sufrir porque, por ahora, no se deja someter a las pruebas médicas que le piden desde el Real Madrid aludiendo a excusas como claustrofobia para meterse en el escaner con el que realizarle esta prueba.

    Algunos miembros de la prensa que sigue al Real Madrid considera que está reservandose para llegar sano al Mundial de Sudáfrica, donde es un fijo para Domenech, seleccionador francés.

    Solución quirúrgica: vender cuanto antes

    El problema, según fuentes madridistas, lejos de ser una anécdota, ha traspasado ya la categoría de alerta leve con una solución evidente: venderlos. Cosa bien distinta es que se consiga el dinero que las oficinas de Chamartín quiere.

    Un obstáculo que podría prolongar su presencia en el equipo, opción preocupante, según fuentes blancas, ante el temor de que su mal rollo pueda extenderse por el vestuario hasta convertirse en la 'Quinta Columna' de Valdebebas.