Del banquillo a la calle: por qué el Real Madrid no encuentra al 'ejecutivo' ideal
A estas alturas de temporada, el Real Madrid nunca había disfrutado de tantos puntos como este año en el que, además, su media goleadora se sitúa cercana a los tres tantos por partido. Son los números que presenta Manuel Pellegrini como entrenador del Madrid y que, sin embargo, no sirven para despejar las dudas que rodean su continuidad al frente de la nave blanca.
De abandonar el banquillo del Santiago Bernabéu, el chileno sería el décimo técnico utilizado por el Madrid en la última década.
En elEconomista hemos tratado de analizar esta situación desde el punto de vista de la gestión empresarial, comparando el sistema de administración del banquillo blanco con el que siguen otros tres clubes europeos, que en la última década han disputado al menos dos finales de la Champions League: Barcelona, Manchester United y Milán.
La rotación enfermiza y el juicio del día a día
"En una empresa, cuanto más rota el personal directivo, peor le va. Es un síntoma claro de que las cosas no se están haciendo bien". Es el diagnóstico que realiza Leonor Gallardo, directora del Máster de Gestión del Deporte de la Real Federación Española de Fútbol y autora de varios libros sobre gestión empresarial aplicada al deporte.
Por tanto, el problema no está en la elección del directivo adecuado -en este caso el entrenador-, sino "en el reparto de responsabilidades y en los plazos, porque no es sano que a un entrenador se le juzgue prácticamente en cada partido de Liga. Además, él no ha elegido la plantilla, sino que se dedica a gestionarla. En caso de fracaso, hay que distribuir las culpas y no sólo centra- lizarlas en el entrenador".
Sin idea definida, ni un estilo claro
Otro punto conflictivo es el perfil de la persona responsable de gestionar el banquillo. En la última década el Real Madrid ha contado con técnicos de estilos diversos. Capello, Queiroz, Luxemburgo, Del Bosque, Schuster, Camacho... responden a líneas de trabajo muy diferentes.
Por tanto, parece que el Madrid debe crear un modelo definido para la gestión de su parcela deportiva. "Y eso no depende del entrenador", puntualiza Gallardo, para quien el problema "es genérico en la Liga española, donde se sigue un modelo empresarial y deportivo caduco y cortoplacista". Y da un ejemplo: "¿Cómo se explica que el Sevilla haya echado a Manolo Jiménez yendo cuarto?".
¿En qué espejo puede mirarse el Madrid para definir su propio estilo? En Europa, el Barça, el Manchester United y el Milán dan tres recetas particulares.
El modelo de negocio culé
El FC Barcelona representa un modelo de gestión en los banquillos donde prima la filosofía de empresa, representada por un estilo de juego concreto.
Su idea responde a la de una compañía que primero se fija una estrategia empresarial definida y, a partir de ella, selecciona al director ejecutivo que vaya acorde con ella. Cruyff sentó las bases de este sistema.
Desde entonces y, salvo excepciones (como la breve etapa de Llorens Serra Ferrer), siempre que el Barça ha fichado un nuevo entrenador lo ha hecho pensando en su adaptación a este estilo de juego: Van Gaal, Rijkaard, Guardiola...
Ejecutivo total en Manchester
En el Manchester United la política de banquillo es de carácter personalista, esto es, que se elige un técnico y se le otorgan plenos poderes, juzgando los réditos obtenidos bajo su gestión en el largo plazo. Es la causa de que Alex Ferguson lleve en el cargo más de 20 años.
Un mal resultado en el corto plazo no hipoteca su cargo, dado que este modelo de crecimiento y éxito inicia y cierra ciclos pensando en el largo plazo.
Promoción interna en Milán
Otro modelo de gestión de banquillo reseñable en el contexto europeo es que lleva a cabo el AC Milan. A finales de los años 80 incorporó a sus filas a un director ejecutivo cuyos métodos novedosos transformaron el sector.
En vista del éxito de Arrigo Sacchi, el club, siempre que ha necesitado iniciar un nuevo proyecto, lo ha hecho poniéndo énfasis en directivos que se formaron bajo el método Sacchi. Fabio Capello, Carlo Ancelotti o Leonardo -estos dos últimos ex jugadores del club- son ejemplos de esta línea de trabajo.