Fondos
La fuerte volatilidad pone contra las cuerdas a los inversores más sofisticados
Goldman Sachs informó hoy de que ha inyectado ese capital a su fondo Global Equity Opportunities (GEO), uno de los llamados "cuantitativo" ("quant" en inglés), que basa sus operaciones en complejas fórmulas matemáticas y programas de ordenador que estudian la relación histórica de precio entre distintas acciones o instrumentos de inversión.
De esta forma, los programas predicen el valor de algunas acciones, divisas, bonos o materias primas, entre otros, lo que les permite tomar ventajas independientemente del comportamiento de las bolsas.
Este sistema de negociaciones tiene sus orígenes en los años 20 del pasado siglo, cuando un primer grupo de matemáticos comenzó a tratar de predecir el comportamiento de las bolsas con base en fórmulas matemáticas. La llegada de los ordenadores las han ido haciendo cada vez más complejas, hasta el punto de que hoy en día son muy pocos los que logran entender exactamente cómo funcionan.
Quienes operan en estos mercados son por lo general doctorados en ciencias matemáticas o informáticas, y quienes invierten en ellos, millonarios u otros fondos de inversión, muchas veces colocan su dinero sin saber exactamente qué sucederá con él, lo que hace que muchos llamen estos fondos "black boxes" o "cajas negras", cuyo contenido nadie conoce del todo.
Un modelo en apuros
Cuando los mercados se mueven de manera más o menos predecible y estable, ya sea al alza o a la baja, estos sistemas permiten obtener importantes beneficios.
En las últimas semanas este modelo se ha visto afectado por un aumento de la superposición de operaciones, un alza de la volatilidad y un aumento de la correlación en el comportamiento de una serie de instrumentos de inversión.
Los expertos explican que los sistemas también han fallado a la hora de detectar el aumento del riesgo fruto de la fuerte subida de los mercados, lo que hizo que muchos fondos siguieran operando sin darse cuenta que cada vez había menos apetito por los papeles que manejaban y que se avecinaba una corrección de magnitud.
Finalmente está el hecho de que cada vez son más los fondos de riesgo que utilizan modelos muy similares, lo que en rigor tiende a anular el efecto que deberían tener sus operaciones.
El riesgo del endudamiento
Otro factor que golpea con fuerza a estos fondos en estos días es el tema del "leverage", o la deuda en que incurren para financiar buena parte de sus operaciones. Cada fondo comienza a operar con un capital determinado, pero es común que en la medida que sienta que tiene oportunidades de obtener mayores beneficios se endeude para invertir más de lo que tiene.
En el caso de los fondos de firma hipotecaria Bear Stearns, que en junio pasado presentaron serios problemas a raíz de sus apuestas en el mercado de créditos hipotecarios de baja calidad, el cociente de endeudamiento o "leverage" era de nueve a uno, es decir, que el total invertido era nueve veces mayor a su capital.
En un mercado en que aumenta la aversión al riesgo, los bancos que prestan dinero a estos fondos de inversión comienzan a exigir el pago de sus compromisos, lo que se conoce como "deleverage". Esto los obliga a vender sus activos a cualquier precio con tal de poder seguir operando, lo que redunda en mayor presión a la baja en los mercados.