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Fondos: hacerse fuerte con sigilo en empresas europeas, una misión imposible
La gestora independiente británica Schroders ha publicado un informe con un amargo lamento sobre la disparidad de criterios en Europa a la hora de cumplir con la obligación de informar de la toma de participaciones importantes en las empresas (si quieren hacerlo voluntariamente, por ejemplo para que sus clientes sepan dónde invierten, no hay requisitos).
Caos normativo
Según Olaf Siedler, autor del informe: "Como cada país está actuando por su cuenta, el resultado es una compleja diversidad de reglas y normativas (...) que supone una enorme carga sobre los inversores institucionales, que no invierten debido a este control". ¿Pero dentro del Mercado Único como puede ocurrir esto? Desde luego, no porque Bruselas no haya querido unificar las distintas normativas. La UE publicó una directiva que exigía informar de las participaciones que alcancen el 5 por ciento, pero dejó la puerta abierta a que cada país le diera un matiz. ¡Y vaya si lo han hecho!
El análisis que realiza el gestor de Schroders deja a las claras la difícil situación: "Francia se ha adherido al límite del 5 por ciento, pero, para las empresas ha mantenido la obligación de informar, recogida de manera subrepticia en los estatutos sociales, que es a menudo de sólo un 0,5 por ciento. El Reino Unido, sorprendentemente, ha mantenido su límite tradicional del 3 por ciento, además de informar también por cada 1 por ciento posterior. Alemania, para mantener alejadas las famosas invasiones de inversores, también ha introducido un límite en el 3 por ciento, mientras Italia parece haber seguido cumpliendo su límite del 2 por ciento (1 por ciento para los bancos), el régimen más gravoso de Europa".
Y la situación amenaza con empeorar, de acuerdo con Siedler: "En relación con la última operación sobre ABN Amro, el director de la Autoridad Holandesa para los Mercados Financieros (AFM) defiende ahora que la obligación de informar se sitúe en el 1 por ciento. Incluso Suiza -que no es miembro de la UE y que, tradicionalmente, es un modelo de transparencia en los mercados de capitales- está estudiando la reducción del límite al 3 por ciento, tras la formación de participaciones relevantes en varias empresas medianas. Entre los países menos celosos figura España, donde el límite está en el 5 por ciento marcado por Bruselas.