Fondos
Todo sobre los fondos cotizados (ETFs) en cinco sesiones (3)
Los ETFs son un híbrido entre un fondo de inversión y una acción. Fondo de inversión porque están compuestos sobre una cesta de valores y acciones porque cotizan durante toda la sesión y tributan como las acciones, por tanto no tienen la ventaja fiscal de los fondos (traspasar de un fondo a otro sin tributar por las plusvalías). Podríamos decir que se han visto favorecidos por la nueva reforma fiscal que ha entrado en vigor en 2007 puesto que ahora las plusvalías generadas a más o menos de 1 año en acciones y también en ETFs tributan al 18% (anteriormente las plusvalías generadas a menos de un año en acciones y en ETFs tributaban al marginal).
Respecto a la negociación de los ETFs, tienen un valor liquidativo a fin de día, pero a diferencia de los fondos tradicionales disponen de un mercado secundario en el que se pueden contratar como cualquier otra acción. La negociación se realiza dentro del mercado en el que cada ETF se negocia y los inversores pueden comprarlos en cualquier momento de la sesión en tiempo real a través de un intermediario que ofrezca la posibilidad de contratar en dichos mercados, como es el caso de Renta 4 que ofrece la posibilidad de contratar más de 270 ETFs que se negocian en AMEX, Nasdaq, NYSE, XETRA, París, Amsterdam, Bruselas y en nuestro propio mercado, el Mercado Continuo.
La contratación de los ETFs se realiza por tanto de la misma manera que la de cualquier acción y las comisiones de compra/venta son también las mismas que las que se cobran en la operativa con las acciones.
Ejemplo de contratación:
Suponiendo que dispusiéramos de 3.000 euros para invertir y que quisiésemos habrelo hecho en el ETF sobre el Ibex 35 que lanzó BBVA el 20 de julio podríamos haber comprado 261 títulos a 11,44 euros ese día.
Transcurridos unos meses, suponiendo que hubiésemos decidido vender el día 5 de febrero los 261 títulos a 14,76 euros, descontando las comisiones de compra y venta nuestra ganancia hubiese ascendido a 866,52 euros. Si a esta cantidad le restamos el 18% de impuestos finalmente obtendríamos un beneficio neto de 689,95 euros. En definitiva, en esta operación hubiésemos invertido prácticamente los 3.000 euros que teníamos y después de algo menos de siete meses y descontando impuestos tendríamos en la cuenta 3.675 euros, lo que nos supone una rentabilidad neta del 23,1%.