Fondos

La gestión española divide por clases al inversor



    Renovarse o morir podría ser uno de los eslóganes que defina a la industria de fondos de inversión. La crisis bursátil, con su consiguiente fuga de inversores y de activos, obligó a las gestoras de fondos a idear nuevas estrategias que no sólo les permitieran recuperar a los inversores perdidos sino que además, les hiciera ganar adeptos frente a la competencia.

    Desde finales del año pasado, no ha habido firma de inversión que no haya acudido a la tan bien valorada por los inversores rebaja de comisiones o a la tan recurrente fusión de fondos con el objetivo de ganar patrtícipes y, de paso, reducir costes. Pero aún les quedaba un as en la manga, el registro de clases diferentes para un mismo fondo. Una práctica que ya llevan a cabo las firmas extranjeras pero que en España no se ha permitido hasta este año, pese a estar aprobada por ley desde 2003.

    Fondos por clases

    Santander y Abante Asesores se han convertido en las primeras gestoras españolas en ofrecer a los inversores los llamados fondos por compartimentos o por clases. Los conejillos de indias en el caso de la gestora cántabra han sido dos de sus productos más conservadores: Santander Tesorero, con cuatro clases, y Santander Rendimiento, con dos; mientras que en el caso de Abante los pilotos han sido aquellos productos con un perfil de inversión más arriesgado: Abante Bolsa Absoluta, Abante Patrimonio Global, Abante Rentabilidad Absoluta y Okavango Delta, con dos clases cada uno.

    Pero, ¿a quién beneficia esta reestructuración de la industria? Según los expertos consultados, tanto a las propias gestoras como a sus inversores. La principal ventaja para las primeras es el ahorro de costes, tanto administrativos como monetarios. "Antes si una misma gestora quería crear un producto para distinto tipo de inversores, institucional y particular, tenía que registrar dos fondos iguales y esto suponía duplicar los gastos admi- nistrativos pero la creación de clases te permite que sólo tengas que registrar el producto una vez, con el consiguiente ahorro de costes", afirma Fernando Luque, analista de Morningstar.

    Además, también ganan en competitividad en el sentido de que se igualan con sus homólogas europeas y, al igual que ellas, premian a los clientes que más confianza (y dinero) depositan en estos productos con comisiones inferiores a la media.

    De hecho, ésta es precisamente la principal diferencia que guardan las distintas clases registradas por los fondos del Santander, cuyas inversiones mínimas son inversamente proporcionales a las comisiones que soportan. Diferente estrategia es la que sigue Abante con el registro de sus clases. En este caso, la firma ha decidio eliminar la comisión de suscripción a los que contraten la clase A de sus fondos de gestión flexible. Una decisión que beneficia al nuevo cliente y da una ventaja añadida al fondo.

    Mayor capacidad de gestión

    Pero, sin duda, la principal ventaja que ofrece esta reestructuración es la mayor capacidad que tiene el gestor para gestionar la cartera. Y es que, la existencia de distintas clases de particpaciones no implica que cada una de ellas tenga un patrimonio indipendiente.

    De esta manera ganan tanto particulares como institucionales. Los primeros porque aunque paguen mayores comisiones tendrán acceso a un universo de inversión más amplio y los segundos porque al pagar menores comisiones obtendrán mejores rentabilidades. Por ello, Ricardo Sánchez-Seco, de la firma de asesoramiento Gestiohna, recomienda que "si el cliente tiene suficiente volumen el consejo es que siempre contrate una clase superior".