El juicio del 11S revela el secretismo de la prisión de Guantánamo
El juicio al cerebro de los atentados del 11S ha puesto en evidencia el desconocimiento de lo que realmente sucede en las celdas de la prisión de Guantánamo, incluso para los abogados de la defensa, confundidos por el trauma que muestran sus clientes.
La desazón desplegada estos días en la base naval de la Bahía de Guantánamo por los abogados de la defensa es una muestra de la dificultades que entraña la estructura de estas comisiones militares, creadas para juzgar a terroristas islámicos, fuera del sistema legal vigente.
"No sé la razón (por la que mi cliente está atado con correas), los guardas no nos han dejado hablarlo en privado", indicó el abogado militar de la defensa de Walid bin Attash, Michael Schwartz, nada más comenzar la vista preparatoria de ayer.
Cuando, al parecer, Schwartz quiso discutir en la sala los problemas de comportamiento de su cliente "por razones que bien saben los miembros de la prisión", alguien desde fuera pulsó el botón rojo que bloquea el audio que censura información secreta.
"La tortura es como el malo que no acaba de aparecer" decía uno de los periodistas del medio centenar que pudo acreditarse para volar a la Base Naval de Guantánamo.
La desesperación de los reos la verbalizó Ramzi Bin al Shibh, uno de los que supuestamente fue entrenado para estrellar uno de los aviones el 11 de septiembre. El acusado gritó en un momento de la vista que los "quieren matar en los campos (de prisioneros) y que parezca un suicidio".
Pese a las restricciones de comunicación del presidio, Sheij Mohamed y los otro cuatro cómplices parece que llegaron con una estrategia coordinada para no hablar ante el juez militar de la comisión, algo que los abogados de la defensa aseguraron desconocer, lo que añade más confusión al caso.
Los reos de más valor o de mal comportamiento de la base de Guantánamo pasan largos períodos confinados en pequeñas celdas sin contacto con otros reclusos, aunque pueden salir a un patio a hacer ejercicio o ver la televisión a solas.
La prensa ha podido visitar los campos donde residen los presos de mejor comportamiento, mientras que la Cruz Roja puede revisar más a fondo los procedimientos y tratamiento de los presos en otras instalaciones de alta seguridad.
Pese a todo, en este territorio de acantilados aislado a orillas del Caribe cuando los aviones regresan a Washington no quedan más ojos para ver.