Hollande, "el señor normal" que podría presidir Francia
Lo primero que el "señor normal" François Hollande planea hacer si el 6 de mayo se convierte en el primer presidente socialista de Francia desde François Mitterrand es reducir su propio salario en un 30 por ciento.
Una de las cosas que dice que no hará en tiempos de deuda es dar rienda suelta a un aumento del gasto público o a una ola de nacionalizaciones como las que abrió la era Mitterrand en 1981.
Hollande, de 57 años, es un político de centroizquierda moderado cuyo plan compromete a Francia a eliminar su déficit público para el 2017 mientras aumenta los impuestos, principalmente para los ricos, para financiar los programas prioritarios de gastos en áreas como la educación.
Eso no es suficiente para muchos economistas que sostienen que los profundos recortes en el gasto público y un achicamiento del Estado son necesarios para hacer frente a una alta deuda, reactivar la economía y hacer a Francia más competitiva a nivel internacional.
Pero Hollande afirma que la austeridad al estilo griego sería auto destructiva al reducir la actividad económica y los ingresos del Estado. Por lo tanto, pretende lograr una reducción del déficit.
Más allá de las políticas económicas que son centrales para esta elección, la agenda de Hollande es de una centroizquierda moderna: permitirá el matrimonio entre homosexuales, legalizará la adopción para las parejas del mismo sexo y permitirá la eutanasia bajo estrictas condiciones. Además, ha dicho que no tiene intención de casarse con su compañera.
Hollande se califica a sí mismo como un "señor normal" que el país necesita tras cinco años de un liderazgo narcisista y a veces pretencioso de su rival conservador, el actual mandatario Nicolas Sarkozy, apodado el "Presidente Bling Bling".
El candidato solía ir a trabajar en una pequeña motocicleta hasta que las demandas de una campaña electoral de cerca de un año de duración y los requisitos de seguridad lo dejaron sin su modesto modo de transporte.
Hasta hace poco, Hollande era conocido en el extranjero por ser la ex pareja de Ségolène Royal, una socialista que tuvo cuatro hijos con él y que se presentó sin éxito en la carrera para la presidencia en el 2007. La pareja se separó tras esa campaña.
Su actual pareja, Valerie Trierweiler, es una periodista que dice que quiere quedarse en su trabajo, incluso si Hollande gana, para ayudar a criar a los tres niños que ella tuvo antes de vivir con el candidato.